Los vecinos de Aldeadávila de la Ribera viven su jornada más especial, las honras en honor al patrón local, san Bartolomé. La procesión de San Bartolo es una de las tradiciones más emblemáticas y queridas de este municipio situado en plena comarca de Las Arribes. Celebrada cada año el 24 de agosto, esta festividad congrega a vecinos, visitantes y devotos que rinden homenaje a una tradición profundamente arraigada en la cultura local. Junto al alcalde, Florentino García Valladares, y al resto de la Corporación, han asistido el vicepresidente de la Diputación, David Mingo, el director general de Administración Local, Emilio Arroita, así como el diputado de zona Jesús María Ortiz, y otros varios alcaldes de la comarca, sobre todo de la Mancomunidad Centro Duero, y de Villarino de los Aires, con quien une lazos de producción energética, así como otras autoridades.
La devoción a san Bartolomé, conocido cariñosamente como "san Bartolo" por los lugareños, tiene una larga trayectoria en Aldeadávila de la Ribera. Aunque no se sabe con certeza cuándo comenzó esta celebración, se estima que data de varios siglos atrás, habiéndose transmitido de generación en generación. La imagen del santo, representada con un cuchillo en una mano, en alusión a su martirio, es una figura central durante las festividades.
El día grande de la fiesta comienza con una misa solemne en honor al santo en la iglesia parroquial de San Salvador, un templo que también tiene un gran valor histórico en la localidad. Tras la misa, la imagen de san Bartolo es llevada en procesión por las calles del pueblo. La procesión, marcada por la solemnidad y la devoción de los participantes, es acompañada por música y una gran participación popular.
Uno de los momentos más emocionantes del recorrido es cuando la imagen llega a la plaza principal, donde los fieles, muestran su fervor y agradecimiento al santo y suena el Himno Nacional ante el respeto de todos los presentes.
La importancia social y cultural
Más allá del carácter religioso, la procesión de san Bartolo tiene un profundo significado social para Aldeadávila de la Ribera. Para muchos vecinos, es una ocasión especial para reunirse con familiares y amigos, especialmente aquellos que residen fuera del pueblo y regresan para participar en la fiesta. Las calles se llenan de alegría, colores y un ambiente festivo que se prolonga durante varios días con actividades culturales, verbenas, concursos y otros eventos, sobre todo los encierros taurinos con sus correspondientes novilladas, que complementan la fiesta.
A lo largo de los años, la celebración de san Bartolo ha sabido mantener su esencia, combinando las tradiciones de antaño con toques de modernidad. Si bien la procesión se mantiene como el acto central y más significativo, los festejos han ido incorporando nuevas actividades, desde conciertos, juegos, espectáculos de calle hasta eventos deportivos. Sin embargo, el respeto y la devoción hacia san Bartolomé siguen siendo el eje que articula todas las celebraciones.
La procesión de san Bartolo es mucho más que un evento religioso; es una manifestación de identidad, tradición y pertenencia para sus habitantes. Año tras año, esta celebración continúa siendo un punto de encuentro y un símbolo de la unidad y devoción de un pueblo que, a través de los siglos, ha sabido preservar y honrar sus raíces. Para quienes participan, ya sean residentes o visitantes, la festividad de san Bartolo es una experiencia única que refleja lo mejor de la cultura popular y el sentir colectivo de esta pintoresca localidad en el corazón de Las Arribes. Y, como no podía ser menos, finalizaron los actos centrales de la jornada, antes de dar paso al juego de pelota, desfile de carrozas y la macrodiscoteca nocturna, con el sonido inconfundible de 'La Campanera', a ritmo de acordeón. Es la reivindicación del himno de las fiestas de los pueblos, porque no existe una verbena que se precie en la que no suene 'La Campanera', ay!