La provincia de Salamanca cuenta con 361 municipios cuya riqueza artística y patrimonial se conjuga con la naturaleza. Si a estos dos ingredientes le añadimos su gastronomía, hace de esta zona de Castilla y León, una parada obligatoria para los amamantes de la buena mesa.
Entre sus municipios no es sencillo elegir solo un pueblo, hay muchos. Por ejemplo, Peñaranda de Bracamonte, La Alberca, Ciudad Rodrigo, Aldehuela de la Bóveda o mismamente Aldeadávila de la Ribera. Ahora bien, si tenemos que elegir uno lo haremos con Tamames y su cocido, tradición y sabor del Campo Charro.
Tamames, en el Campo Charro y puerta a la Sierra de Francia y las Quilamas, es conocido por su artesanía y, sobre todo, por su rica tradición gastronómica. Entre los platos que destacan en este municipio, el cocido ocupa un lugar especial, siendo no solo un manjar culinario, sino también un reflejo de su historia y sus raíces culturales.
Un plato de herencia y sencillez
El cocido, como en muchas regiones de España, ha sido durante siglos un símbolo de cocina humilde y nutritiva. En Tamames, este plato se ha adaptado a los productos locales, ofreciendo una versión que combina ingredientes de calidad con una elaboración pausada y respetuosa.
Los ingredientes básicos del cocido pucherero incluyen garbanzos de la zona, que son conocidos por su textura suave y su sabor característico; carnes como chorizo, morcillo, gallina y panceta; y verduras frescas como patatas, zanahorias y repollo. Además, no puede faltar el tradicional hueso de jamón, que aporta un sabor intenso al caldo.
El ritual de preparación
Preparar un buen cocido en Tamames no es solo una tarea culinaria; es un acto que respeta los ritmos tradicionales. El cocido comienza con un hervor lento, permitiendo que todos los sabores se mezclen en el caldo, que se convierte en el alma del plato. Las carnes y las verduras se cocinan a fuego lento, mientras que los garbanzos, previamente remojados durante la noche, se cuecen hasta alcanzar su punto ideal.
Una de las características que distingue al cocido de Tamames es su presentación en 'tres vuelcos', una tradición que respeta la forma clásica de servir este plato en Castilla y León.
En el primer vuelco se sirve la sopa, un caldo sustancioso que calienta el cuerpo y el alma y, si se da el caso, como acontecía antiguamente, dos sopas.
En el segundo, se presentan los garbanzos y las verduras, acompañados de un toque de aceite de oliva y pimentón. Por último, en el tercer vuelco, se disfrutan las carnes y los embutidos.
Símbolo de identidad
El cocido en Tamames no solo es un alimento, sino también un símbolo de identidad local. En ocasiones festivas, como las celebraciones patronales o reuniones familiares, este plato se convierte en el protagonista de la mesa, reuniendo a amigos y vecinos alrededor de una olla humeante.
Además, el cocido pucherero se enriquece con historias y anécdotas transmitidas de generación en generación. Es común escuchar relatos sobre cómo las abuelas del pueblo solían cocinarlo al fuego en grandes pucheros, por eso se llaman puchereros a los habitantes de Tamames, mientras compartían momentos de convivencia y risas.
Un legado que perdura
Hoy en día, el cocido sigue siendo un emblema de Tamames, y su fama se extiende más allá de las fronteras del pueblo. Algunos restaurantes locales, como el tradicional La Bombilla, o hace unos años El Casino, han incorporado el cocido a sus menús, atrayendo a visitantes que desean experimentar la esencia del Campo Charro a través de la gastronomía.
A pesar de la modernidad, en Tamames se mantiene viva la esencia de este plato, como un homenaje a las tradiciones que han dado forma a su cultura.