Tradición y juventud en la celebración religiosa de Las Candelas: los quintos recogen las cintas
Tradición y juventud en la celebración religiosa de Las Candelas: los quintos recogen las cintas
Antiguamente, L¡a tradición de las cintas era un rito de paso que marcaba la transición de los jóvenes a la vida adulta, eran las fiestas de quintos.
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En el corazón de la Armuña, concretamente en Villamayor, se conserva una de las tradiciones más singulares de la provincia: la celebración de Las Candelas, en la que los quintos, jóvenes que cumplen 18 años, juegan un papel central a través de la ancestral costumbre de las cintas.
Esta festividad, que se celebra cada año a principios de febrero, en lo que se conoce como los santos de invierno -San Antón, San Sebastián, San Blas, la Candelaria y Santa Águeda- es un ejemplo vivo de cómo las comunidades rurales mantienen vivas sus raíces y su identidad cultural, a pesar de los tiempos y los cambios sociales.
Sin embargo, lo que hace única a esta celebración en Villamayor de Armuña es la tradición de las cintas, un ritual que ha sido transmitido de generación en generación y que sigue siendo un momento emocionante para los jóvenes y sus familias. Es el paso de la pubertad a la mayoría de edad. Eran cuando el alistamiento para aquella mili singular.
Desde agosto del año anterior, los quintos, ahora también chicas, bordan meticulosamente cintas de colores, que adornarán sus chaquetas durante las festividades, especialmente en la ofrenda a la Virgen de los Remedios en mayo, cuando las fiesta 'grande'. El día de Las Candelas, a las puertas de la iglesia parroquial, se realiza la ceremonia de entrega de las cintas, seguida de una Misa.
Aunque ahondando en la tradición de las cintas, en este rito de paso que marca la transición de los jóvenes a la vida adulta, los quintos, vestidos con sus mejores galas -antaño, ahora como les da la gana-, se reúnen en la plaza del pueblo portando cintas de colores que han sido cuidadosamente preparadas por sus madres o novias. Estas cintas, que suelen estar bordadas con los nombres de los jóvenes y decoradas con motivos tradicionales, representan el vínculo entre las generaciones.
Tras la misa, la Asociación Tresbolillo muestra sus bailes tradicionales. La jornada culmina con un convite en el que se reparten dulces típicos, acompañados de vino dulce, fomentando la convivencia entre vecinos y visitantes.
A pesar de los cambios sociales y culturales, la tradición de las cintas de los quintos en Villamayor sigue siendo un evento muy esperado cada año. Para los jóvenes, es una oportunidad de sentirse parte de algo más grande, de conectarse con sus raíces y de honrar a sus antepasados. Para el pueblo, es una forma de mantener viva su identidad y de transmitir valores como la solidaridad, el respeto y el amor por la tierra.
En un mundo cada vez más globalizado, festividades como Las Candelas y la tradición de las cintas nos recuerdan la importancia de preservar nuestras costumbres y de celebrar aquello que nos hace únicos. Villamayor de Armuña es un ejemplo de cómo, a través de la unión y el esfuerzo comunitario, es posible mantener viva una tradición que ilumina el alma y calienta el corazón.
La tradición de las cintas de los quintos en Villamayor de Armuña es mucho más que un simple acto festivo; es un símbolo de identidad, un puente entre el pasado y el presente, y una muestra del profundo sentido de comunidad que caracteriza a los pueblos de Castilla y León. En cada cinta que ondea al viento, en cada hoguera que ilumina la noche, se esconde la esencia de un pueblo que sabe honrar sus raíces mientras mira hacia el futuro.