En 1999 el municipio segoviano de Cuéllar sería testigo del nacimiento de Marina Muñoz, pero lo que nadie sabría por aquel entonces es que había nacido una deportista de élite. Entre todos los deportes existentes, la elección de esta joven fue el triatlón, disciplina la cual empezó con unos "nueve o diez años" y que desde entonces ha sufrido profundos cambios, sobre todo en cuanto al número de personas que lo practican.
Desde entonces, la cuellarana ha ido mejorando y trabajando hasta llegar a 2021, año que ha supuesto el gran salto para su carrera profesional y en el que se ha colocado en el escaparate mundial tras conseguir tres metales internacionales. Todos ellos han sido en la categoría sub-23, confirmándola así como una de las grandes promesas de España e incluso del mundo. Bronce en el europeo de Duatlón, bronce en el mundial de Triatlón Cross y también un tercer puesto en el Campeonato del Mundo de Duatlón, un bagaje que se suma a otros buenos resultados en la categoría élite, colocándose entre las diez mejores del mundo en Triatlón Cross.
Tres medallas internacionales son muchas medallas, ¿qué han significado para ti?
Pues la que más me costó fue la del Europeo porque me pilló en julio en plenos exámenes y entrenarlo fue muy difícil. Ganar esa medalla fue una gran recompensa. En cuanto a las dos últimas para mí han sido un premio. Estuve lesionada en verano y hace un mes ni si quiera sabía si iba a poder estar en salida. Son las que más ilusión me han hecho.
¿Y cómo fue esa lesión?
Me rompí los dos meniscos de una de mis rodillas y la recuperación fue dura. Estuve dos meses parada sin poder correr y solo podía hacer bici o nadar. Iba dos veces a la semana al fisioterapeuta a hacer rehabilitación, ejercicios y magnetoterapia y luego metía sesiones extras, unas dos o tres de gimnasio y ejercicios de fortalecimiento, a mayores de todo lo que tenía que entrenar. Fue meter un extra de entrenamiento que no estaba al cual no estaba acostumbrada. Nadie me aseguraba que fuera a llegar y al final salió bien.
¿Cuáles son los secretos de todo este éxito?
Yo creo que un secreto es que me encanta y que lo disfruto cada día. Además, estoy rodeada de gente con la que entreno que disfruto todos los días. La clave es disfrutar y si sales a entrenar porque te gusta las cosas vienen solas. No es algo obligado y al final cada día es un rato de desconexión que dices 'por fin voy a entrenar'.
Nacida en Cuéllar, estudias medicina en Valladolid y compites con el Club Triatlón Soriano, ¿a qué se debe esta circunstancia?
En Cuéllar no había universidad y me tenía que venir a Valladolid a estudiar. Luego en Valladolid conocí a dos chicos de Soria que estaban en mi residencia y fueron los que me propusieron el cambio de club y el dar un pasito más. Al final, el Cuéllar es un equipo un poco más familiar, entonces no tenía la opción de competir a nivel nacional por equipos y me tenía que buscar la vida. Al cambiarme de equipo tenía esa posibilidad de poder competir nacionalmente por equipos y me ayudaban económicamente en los viajes, y así pude dar un saltito más y por eso decidí irme a Soria.
Empezaste a practicar triatlón a los nueve o diez años, ¿ha cambiado mucho?
Sí. Cuando yo corría en competiciones nacionales con 15 años a lo mejor estábamos 40 o 30 en la línea de salida y ahora en edades escolares igual hay 200 o 150, tienen que hacer varias salidas. Se ha notado un montón que las escuelas están apostando más por el deporte base y cada vez hay más niños.
¿Y a qué se debe ese crecimiento?
El triatlón es un deporte que llama mucho. Es muy variado y hay equipos muy familiares y hay más nivel amateur, no como en otros deportes como el ciclismo que está más profesionalizado. El triatlón llama mucho a las personas, salir a correr, salir en bici, o nadar es algo sencillo de hacer con gente. Además, es un deporte que se está moviendo mucho y cada vez hay más competiciones en ciudades grandes y se ven más equipos y más niños sobre todo.
Volviendo un poco a ti como deportista de élite, ¿cómo te afectó la pandemia?
Fue complicado, pero yo al final tenía la opción de hacer bici en casa y hacía todos los días una hora. Me conectaba con mis compañeros por videollamada y hacíamos los ejercicios juntos. Es verdad que la vuelta a la carrera de a pie y a la natación costó muchísimo, y sobre todo el hecho de que ese año después del confinamiento era como un año más o menos en blanco, que no sabíamos si íbamos a competir, nos suspendían competiciones a una semana de correr. Era un poco frustrante y estresante. Estabas preparando algo que no sabías si ibas a correr, era muy incierto todo.
Te catalogan como una de las triatletas con más proyección de España y el mundo, ¿qué opinas?
(Se ríe) Hay muchas de las chicas que también están a unos niveles muy altos y que a nivel España son muy buenas y que me hacen cara y también están compitiendo a nivel internacional. Es verdad que tengo buena proyección, pero tampoco se puede decir nada tan pronto porque esto del deporte es muy complicado y a lo mejor dentro de dos años no estoy aquí, aunque ojalá que sí.
Y por último, ¿te ves con un techo o esto acaba de empezar?
Espero que acabe de empezar. Yo me veo con capacidad de ir mejorando, sobre todo este año he dado un salto importante en los tres sectores y me veo con capacidad de dar un poquito más cada temporada.