España cuenta con una riqueza lingüistica sin parangón en Europa. La variedad de lenguas regionales hace que el viajero que visita distintos puntos del país pueda conocer diferentes idiomas y formas de expresarse, además de culturas dispares con su gastronomía y su folklore propio. Lenguas como el catalán, el gallego, el euskera, el aragonés, el bable o incluso el llionés son variantes lingüisticas de las que todo ciudadano español y extranjero ha escuchado hablar. Pero en Castilla y León existe una desconocida lengua que se ha transmitido de generación en generación durante siglos.
En el sureste de la Comunidad, en la provincia de Segovia, se conserva aún a día de hoy la lengua conocida como gacería o briquero, que cuenta aún con alrededor de 500 hablantes nativos. Se trata de una variante lingüistica que se encuentra arraigada en el ámbito de los fabricantes de aperos de labranza y trillos, además de los tratantes de ganado y otras actividades relacionadas con el comercio, y cuyo origen se ubica en el municipio de Cantalejo y en otras localidades cercanas, aunque ha llegado a extenderse a otros puntos de la provincia segoviana.
Una lengua con más de 900 años de historia
El origen de la gacería hay que situarlo entre los siglos XII y XIII, en plena Reconquista cristiana de la Península Ibérica. En ese momento se estaba produciendo una de las últimas fases del proceso de repoblación al sur del río Duero, según las tropas cristianas iban conquistando territorios a los musulmanes y avanzando hacia el centro de la Península, y eso llevó a que se fuesen trasladando hacia la zona en la que hoy se ubica el municipio de Cantalejo ciudadanos del norte atraídos por lo que el nuevo territorio repoblado ofrecía.
En concreto, se trataba de una zona en la que las comunidades de Villa y Tierra, que dirigían la organización tanto social como política del actual territorio segoviano, habían impulsado suculentas ventajas fiscales y rebajas de impuestos que atrajeron a gran cantidad de comerciantes del norte. El origen de la gacería parece encontrarse en la mezcla del gallego que trajeron algunos de esos habitantes del norte que llegaron a la zona con el castellano antiguo, que era la lengua utilizada por los habitantes de la actual Segovia. Una fusión que sentó las bases de lo que conocemos como gacería o briquero.
También goza de gran importancia en la creación de esta variante lingüistica la llegada a la zona de población navarra vascoparlante y hay que hacer hincapié en otra influencia: la del árabe, ya que gran parte de los habitantes que ya se encontraban establecidos en el actual Cantalejo eran de origen mudéjar. Estos establecieron una relación de tipo lingüistico con los ciudadanos que emigraban de zonas fronterizas con la entonces taifa de Zaragoza, dejando por ello su impronta también el árabe en la creación de la gacería.
Vocabulario y palabras en gacería
La lengua de la gacería cuenta en la actualidad con unas 500 palabras y su vocabulario tiene una importante impronta galaico-portuguesa, además de influencias vascas, árabes y francesas. Las palabras de esta variante lingüistica siguen las reglas de la lengua castellana en cuanto a la pronunciación pero cuentan con una semántica propia, por lo que una misma palabra puede llegar a tener diferentes significados en función al lugar de la frase en la que se ubique o a las palabras que la acompañen.
Además, existen palabras en la lengua de la gacería que se han formado de manera diferente, derivándose tanto de una acción indirecta, por la evolución a lo largo de los siglos de esta variedad lingüistica, como de una acción directa, creadas con una intención concreta. Algunos ejemplos de estas palabras serían la palabra 'brica', que proviene del castellano 'criba', y de la que procede el término 'briquero'. Además, 'cribo' se convertiría en 'brico' en gacería.
Otras palabras de esta lengua propia de la zona de Cantalejo se han creado a partir de aféresis. Por ejemplo, 'panar' procede del término castellano 'apanar' y del término 'otana' se ha derivado 'tana'. Algunas otras palabras en gacería son 'ante' (que corresponde al castellano 'ayer), 'bayuca' (que corresponde a 'taberna'), 'correndeiro' (que se refiere a 'conejo', una palabra muy influenciada por el gallego), 'meca' (para referirse a la 'oveja'), 'nícalos' ('orejas'), 'sinífaros' ('Guardia Civil', procede de signífaros, el que lleva la señal o insignia), 'urdaya' ('carne', del euskera 'urdaia') o 'zuzón sierte' ('jamón').
Algunos adjetivos muy utilizados en la lengua de la gacería son 'gazo' ('malo' o 'estúpido', del euskera 'gaizto'), 'sievo' ('anciano'), 'sierte' ('bueno'), 'pitoche' ('pequeño', del euskera 'pitotx'), 'langó' ('cojo'), 'quillado' ('loco') o 'urniaco' ('sucio'). La lengua de la gacería ha llegado a nuestros días, con sus más de nueve siglos de historia, y sigue incrustada en la tradición oral de los vecinos de Cantalejo y alrededores, mientras varios ayuntamientos y asociaciones segovianas han pedido una mayor protección para esta histórica variante lingüistica,.
Hace solo un año, en septiembre de 2022, tuvo lugar un hecho histórico y de vital importancia para la conservación de esta lengua. La escritora Ana Rosa Zamarro presentó en Cantalejo 'El pitoche engrullón', una traducción autorizada de 'El Principito', de Antoine de Saint-Exupéry, escrita en gacería. Un paso más para evitar que se pierda la transimisión oral y escrita de esta lengua propia de Castilla y León.