En los últimos casi cien años, innumerables personas han sentido la inquietante llamada de dormir junto a la sombra del insigne poeta granadino Federico García Lorca. Sumirse en sus palabras, revivir sus versos, y reinterpretar su obra ha sido un gesto de homenaje y respeto hacia el genio granadino. Adentrarse en su mente, sus reflexiones y obsesiones, sus musas y tormentos, es una tarea titánica, dado su estatus como uno de los más grandes genios literarios de la historia.
Sin embargo, uno de los desafíos más audaces es traspasar los muros de la Casa de Bernarda Alba y entrar en la mente de uno de los personajes más icónicos de Lorca, La Poncia. Este honor fue alcanzado por el actor Luis Luque, quien ocupó el asiento central del Teatro Juan Bravo de la Diputación de Segovia para observar a su Poncia, interpretada por Lolita Flores, en una emocionante representación que tuvo lugar en medio de un ambiente lleno de misterio y tensión.
El estreno nacional coincidió con el sonido de campanas que resonaron en el teatro momentos antes de que las últimas cenizas de Adela cayeran sobre el escenario. La elección de Lolita para el papel de La Poncia resultó perfecta, con su melena oscura, rostro moreno y mirada profunda, encarnando a la criada con una autenticidad conmovedora. La tarde en Segovia, fría y invernal, proporcionó el escenario adecuado para el drama y las tensiones familiares representadas en la obra de Lorca.
La interpretación de Lolita y las palabras de Lorca se fusionaron en un emotivo diálogo, recreando un "convento de pena" donde La Poncia luchaba por liberar sus pensamientos reprimidos y expresar su angustia. El grito de "¡Silencio, silencio, silencio!" resonó en el teatro, confundiendo a algunos espectadores, pero cumpliéndose tanto en la dramaturgia como en la realidad.
A medida que la música de la época ambientaba la escena, el personaje de La Poncia, encarnado por Lolita, emergió de la sombra de Adela y comenzó a expresar sus lamentos y su ira, dirigidos hacia sí misma, hacia Bernarda, María Josefa y la opresión que habían soportado.
Luis Luque, con respeto tanto por Lorca como por el lenguaje de la época, abrió la puerta a Lolita para darle voz a La Poncia en la fase final del duelo, marcada por la ira. La actuación de Lolita fue apasionada y conmovedora, con gestos intensos y una entrega profunda que dejó a la audiencia conmovida. Al final de la representación, los espectadores ovacionaron a Lolita durante más de un minuto en reconocimiento a su magnífica interpretación.
En definitiva, esta representación en Segovia recuerda que, aunque nadie puede observar lo que ocurre en el interior de un alma, actores como Lolita Flores y directores como Luis Luque tienen la capacidad de adentrarse en el universo de Lorca y dar vida a sus personajes de una manera única y emocionante. Este evento fue un tributo al genio del poeta y un recordatorio de la eterna relevancia de su obra, que sigue resonando con el público, ya sea un minuto o un siglo después de su creación.