Castilla y León es una Comunidad envejecida, eso no es ninguna novedad, por eso, son muchos los jóvenes que emigran a grandes ciudades, para poder beneficiarse de las oportunidades laborales que estas ofrecen. Pero, eso no siempre ocurre de esa forma. En los últimos tiempos estamos viendo como los jóvenes buscan su oportunidad laboral en las zonas rurales de la Comunidad.
Este es el caso de María Molpeceres, una joven vallisoletana que se mudó al municipio de Gomezserracín en Segovia por amor. Allí ha comenzado su nueva andadura laboral, distribuyendo diferentes productos alimentarios por los pueblos cercanos. Tras estar un tiempo sin poder trabajar debido a una lesión, se introdujo en el mundo de la distribución, animada por sus seres más cercanos. Esta idea de ofrecer este servicio comenzó por el negocio familiar de su pareja, quien es la "tercera generación de fruteros".
María afirma que hubo mucha gente que les animó a que se "lanzarán" a este negocio, y a pesar de llevar poco tiempo, es una decisión de la que "no me arrepiento". Empezaron esta andadura empresarial abriendo su propio almacén y comprando un camión de segunda mano para repartir la mercancía. "Comencé distribuyendo los productos por el pueblo" apunta. Al final, tan solo dos meses después de emprender su negocio acude cada semana a once pueblos de alrededor, así como, a diferentes negocios de hostelería.
Cuenta, alegre, como las señoras mayores de los pueblos a los que va, acogen con euforia su llegada. Además, "ellas se pueden pasar la mañana allí hablando conmigo", de alguna manera soy "su distracción". Son gente "muy agradecida" porque muchas veces, si no fuera por nosotros, tendrían que desplazarse varios kilómetros, y a veces, "no pueden".
Hace dos meses apenas llevaba fruta y verdura, ahora, "llevo casi de todo", frutos secos, productos de panadería y de droguería. La media de edad de los clientes que tiene ronda los 80 años aproximadamente, y expone que hay muchos pueblos que no tienen nada, "están abandonados". Esto piensa, que es una de las razones por las que ha tenido tan buena acogida.
Las señoras que acuden a su camión cada mañana están muy contentas, y afirma que algunas le dicen "menos mal que has venido, porque no tenemos nada". Además, cuenta que son muchas las que, por falta de disponibilidad, le piden que lleve ciertos productos, de ahí que haya ampliado su catálogo.
En estos pequeños pueblos, donde no hay nada, hasta hace unos años, había casi de todo. En Gomezserracín "había kiosco" señala, pero, son negocios que "no rentan, hay que pagar casi más de lo que ganas".
María expresa, que ha pasado de tener un supermercado en la puerta de casa, en su localidad natal como Aldeamayor de San Martín con 6.035 habitantes, a mudarse a un pueblo como Gomezserracín de 636 habitantes. Un cambio muy grande, acostumbrada a otro estilo de vida, pero que destaca, "estoy encantada, he aprendido a adaptarme a este cambio".