Cristian Zamarrón Martín
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La primera de las jornadas organizadas por la Peña Taurina “El Encierro” tuvo lugar ayer viernes 22 de noviembre a las 21:00 horas en el Palacio de Pedro I el Cruel de la villa de Cuéllar. El acto fue moderado por el presidente del colectivo, el veterinario y escritor Francisco Salamanca, y entre los asistentes se encontraba presente el alcalde de la localidad, Carlos Fraile de Benito.

Juan de Castilla visitó anoche la villa de Cuéllar para conquistar a todos los allí presentes con su sinceridad y su cercanía. Comenzó el diestro remontándose a su pasado, concretamente al día en que decidió comunicarle a su padre que quería ser torero.

Recordó los momentos en que acudía, junto a su compañero de profesión Leo Valadez, a tentar vacas previamente toreadas las cuales eran conscientes de que les cogerían de una manera o de otra.

Recordó con anhelo y nostalgia al maestro Iván Fandiño, al cual le unió una bonita amistad y al que proceso y continua procesando una profunda admiración y un enorme respeto.

Hizo hincapié en la tarde de su alternativa, en su ciudad natal, junto al maestro Enrique Ponce y al maestro Andrés Roca Rey, en un día el cual le será difícil de olvidar por lo que supuso para el trenzar el paseíllo al lado de dos figuras históricas del toreo.

No se olvidó de sus raíces, de su infancia, de su procedencia, de la ciudad de Medellín, de su barrio, el barrio de Castilla, del cual proviene su sobrenombre, de cómo él quiso ser torero mientras casi todos sus amigos y conocidos querían ser futbolistas.

Sorprendió a todos los asistentes cuando destaco que la plaza en la que más cómodo se siente se trata de Las Ventas, mientras que en la que peores ratos pasan, sobre todo en los días previos a torear, se trata de la plaza de toros de Bogotá.

Naturalmente hablo acerca de Cuéllar, expresando que procesa un gran aprecio a la localidad segoviana, cariño el cual es recíproco por parte de los habitantes del municipio, así se lo quiso hacer saber Francisco Salamanca.

Como anécdota comentó la forma en que supo que iba a torear por segunda vez en la plaza de toros cuellarana, -me encontraba un viernes tranquilamente comiéndome mi helado favorito por el centro de Madrid, concretamente en la misma Puerta del Sol, de repente sonó el teléfono y me dijeron, “toreas mañana la de Cebada Gago en Cuéllar”, casi devolví el helado, faltó poco-.

 Demostró también que es un admirador de los encierros de Cuéllar, afirmando que la primera vez que acudió a la villa les sorprendieron bastante y que se enamoró del lugar, de sus fiestas y de su gente. Se sintió dolido ya que este ano no pudo realizar el paseíllo en el albero cuellarano puesto que la lluvia lo impidió.

Terminó la tertulia manifestando su deseo de regresar a Cuéllar la próxima temporada, declaración con la cual trazó una sonrisa en el rostro de todos los allí presentes.

El acto finalizó con la entrega de una serie de obsequios por parte de la Peña Taurina “El Encierro” a Juan de Castilla en agradecimiento por su asistencia.

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