Iglesia de San Esteban en Segovia

Iglesia de San Esteban en Segovia

Segovia

En esta plaza se alza la reina de las torres bizantinas y es una de las más infravaloradas, según National Geographic

Este rascacielos románico, de extraordinaria elegancia simétrica, podemos contemplarlo en una ciudad de Castilla y León, pero la prestigiosa publicación advierte de algo que desentona en este tesoro urbano. 

Más información: Salamanca, nominada como 'Mejor destino urbano de España' en los Premios de los Lectores de Viajes National Geographic

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Segovia nunca defraude y siempre sorprende. Transitar por sus calles, contemplar su belleza artística, su imponente acueducto, y cómo no, su inconfundible alcázar, provoca en el visitante un sinfín de emociones.

Es tal la cantidad de monumentos que encontramos a cada paso de la ciudad que se eclipsan otros tesoros urbanos como la plaza de San Esteban, con el tradicional pavimento con el emborrillado segoviano.

Así lo describe National Geographic, en su sección Viajes, quien la considera la plaza más infravalorada de Segovia, albergando la reina de las torres bizantinas.

Y no es de extrañar. La torre de la iglesia, un extraordinario rascacielos románico, goza de una elegancia simétrica y unos tonos dorados, dignos de admiración. Sin embargo, National Geographic destaca que hay algo que desentona y desconcierta: decenas de coches aparcados en batería rodean la fuente central.

Algo “chocante” para esta famosa publicación cuando se tiene ante tus ojos a una de las “reinas de las torres bizantinas”. Así fue bautizada por José Maria Quadrado antes de ser declarada Monumento Artístico en 1896 y ser por tanto el germen de la declaración de Segovia como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 por la inalcanzable belleza que atesora.

Según recoge National Geographic, su altura de 56 metros la convirtió en el siglo XVII en el campanario románico más alto de España. Fue en 1901 cuando el arquitecto Enrique Repullés y Vargas acometió la remodelación más profunda de la torre, desmontando piedra a piedra y volviendo a construirla.

En esa fecha se colocó la cubierta de pizarra con la popular veleta en forma de gallo, hasta alcanzar los 50 metros de altura. Pero además de la torre, el impresionante pórtico de la iglesia y los capiteles narrando historias bíblicas y cotidianas del medievo la convierten en una auténtica joya del románico.