Treinta y siete años de autonomía castellano leonesa, de los cuales 12 -ni más ni menos un tercio- la presidencia de la comunidad fue ostentada por dos sorianos. Cuestión meramente anecdótica, porque durante su mandato, la provincia de Soria pintó tanto como nada en los presupuestos regionales o en las prioridades políticas de la Junta de Castilla y León. Para muestra el hecho de que ningún organismo regional tiene sede en Soria, o que la capital soriana siga siendo la única castellano leonesa que no está comunicada por autovía con Valladolid; y ello a pesar de que ésta fue promesa repetida durante 25 años en todas las campañas electorales transcurridas desde 1995 hasta 2019.
Por si ello fuera poco, en 2005 el ejecutivo regional se comprometió a dotar de suelo industrial a la capital soriana; 15 años después, seguimos a la espera y aún hay quien se extraña de que “aquí la Junta no traiga empresas”, pero a otras provincias de Castilla y León, sí… En algún momento tendremos que oír que si el oeste de la comunidad es más interesante que el este, desde el punto de vista económico... ¡Sobran las palabras!, y también nos sobran los motivos para aseverar que los sorianos no tenemos nada que celebrar el 23 de abril.
Lo celebraremos cuando Castilla y León defienda la excepcionalidad de Soria como zona despoblada, porque 8,5 habitantes por kilómetro cuadrado no es lo mismo que 26. Lo celebraremos cuando nos devuelvan titulaciones como Medicina, eliminada en los años 90 o Ingeniería Agrícola y del Medio Rural robada en 2012. Celebraremos el 23 de abril, cuando los 10.000 sorianos que anualmente se desplazan a recibir tratamiento médico fuera de la provincia, puedan hacerlo en su tierra, como el resto de castellanos y leoneses. Lo celebraremos cuando el fondo de compensación interterritorial deje en Soria algo más que una miserable calderilla del 0,7%. Lo celebraremos cuando tengamos un palacio de congresos y exposiciones tantas veces prometido y tantas veces olvidado.
Celebraremos el 23 de abril cuando los planes de la Junta, llámese ADIPSO 2004 o Plan Soria 2017, sean algo más que planes y sirvan para acabar con las diferencias que sufre este territorio con respecto a las otras 8 provincias, y cuando esos planes hagan que de verdad aquí, se invierta dinero en proyectos reales y de futuro.
Celebraremos esta fiesta ajena cuando tengamos una sanidad como el resto de castellanos y leoneses, con un hospital digno dotado de recursos materiales y profesionales suficientes. Cuando Presidentes, Vicepresidentes y Consejeros de esta Comunidad sean capaces de mirar a los ojos de los sorianos y decir que este maldito coronavirus ha afectado tan duramente a nuestros ciudadanos por las carencias de nuestra sanidad, por el abandono continuado de esta provincia, por la carencia de equipos de protección para nuestros sanitarios y porque aquí, los test realizados no han sido suficientes. Celebraremos el 23 de abril cuando los representantes de esta Comunidad en la que tuvimos la mala suerte de caer, consideren a Soria parte de Castilla y León con hechos y presupuestos, que de palabras vacías estamos ya más que hartos.
Mientras tanto, mientras el desprecio y el olvido sea la tónica de Castilla y León para con la provincia de Soria, los sorianos unidos manifestamos que nosotros, el 23 de abril, no tenemos nada que celebrar.
23 razones para manifestar alto y claro, que en Soria no tienen #NadaQueCelebrar