Esta oculto, no es visitable, ni accesible al público, quizás algún día con la inversión suficiente se pueda convertir en un lugar de interés casi tanto o más que Numancia. El yacimiento celtíbero de Ciadueña es para los arqueólogos e historiadores el mejor ejemplo de una ciudad celtíbera, ya que no fue romanizada y, por lo tanto, conserva intacta su traza urbana.
Además, la “excepcional” conservación de algunos sectores ha permitido documentar los materiales utilizados (barro, madera) en las edificaciones y las técnicas constructivas empleadas. Las evidencias localizadas en el entorno permiten reconocer un área periurbana alrededor de la ciudad donde se realizaron actividades artesanales.
En 2007, la empresa Areco fue la encargada de redactar los bienes patrimoniales de las normas urbanísticas de Barca. los arqueólogos Carlos Tabernero, Juan Pedro Benito y el fallecido Alberto Sanz Aragonés comenzaron el trabajo. Varios agricultores les trasladaron que cuando labraban aparecían boquetes en el terreno. Se dirigieron al sitio exacto de Ciadueña, pedanía de Barca, y encontraron un horno perteneciente a una casa celtíbera.
Desde ese momento, el yacimiento se ha convertido en el gran hallazgo arqueológico en la provincia de Soria del siglo XXI. Está intacto, a pesar de que fue quemado. Tras seis campañas de excavación entre 2010 y 2017 los profesionales han encontrado en una dos viviendas ajuares de cerámico enteros, el vaso de los caballos (una pieza excepcional), ya depositado en el Museo Numantino, enseres domésticos, proyectiles, hondas y han podido constatar que las casas celtíberas eran avanzadas, tenían techumbre, utilizaban la madera para las estanterías, bastidores y marcos de las puertas, entre otros descubrimientos.
El arqueólogo Juan Pedro Benito señala que Ciadueña es "único" porque, al contrario que Numancia, Uxama o Tiermes, no fue romanizado y los restos se conservan muy bien. “La altura de los muros de las casas alcanzan el metro y medio y esto es imposible de encontrar en otros yacimientos", puntualiza.
Los resultados de Carbono-14 realizados sobre los restos excavados, si bien no precisan el momento exacto del origen de la ciudad, si permiten que conocer que en el año 200 antes de Cristo las viviendas del yacimiento de las Eras de Ciadueñas ya estaban construidas, y que el abandono de las mismas se produjo probablemente en la segunda mitad del siglo I antes de Cristo, es decir, que coincide en la época con Numancia.
Fruto de las excavaciones, según explica Benito, se descubrió que ‘Las Eras’ estuvo delimitada por un foso de 25 metros de ancho, que defendía la zona oeste de la ciudad. La excavación del foso se complementó con la construcción de una muralla perimetral de adobe o tapial que sólo queda el testimonio de su derrumbe en las zonas que no han sido labradas ni edificadas.
“Los trabajos colectivos de la comunidad que a va a convivir en la ciudad se prolongaron en el interior para construir una entramado de calles, con aceras y piedras pasaderas para salvar los arroyos empedrados. Estas calles delimitan los espacios ocupados por las viviendas y corrales. Partiendo de la superficie excavada en el noreste junto a la muralla, suponemos que en las 4,75 hectáreas que tuvo la ciudad pudieron existir un máximo de 300 viviendas”.
En Ciadueña se localizó un horno alfarero en la ladera sur y concentraciones de escorias de hierro en el sector central de los Guijarrales, al oeste de la ciudad, que permiten reconocer un área periurbana alrededor del núcleo en la que se desarrollan diferentes actividades productivas.
Además, según relata el arqueólogo, junto al desarrollo de la producción artesanal crecerá el comercio, como aparece demostrar la elección de la ubicación de la ciudad junto a los valles del río Duero e Izana. “La aparición de algunas piedras de molino circulares en rocas metamórficas, cuya procedencia más cercana sería la sierra de Guadarrama documentan estos intercambios comerciales. A pesar de que la vida de la ciudad coincide con en parte con la conquista del área por los romanos no se documentan productos de fabricación itálica”, destaca.
Los trabajos de excavación pusieron al descubierto que los pobladores de Ciadueña construyeron viviendas de planta rectangular con cimientos de piedras, estructuras portantes de madera, alzados de adobe y cubiertas plantas de tierra apisonada. Visualmente las edificaciones estuvieron dominadas por las superficies de barro, que cubren sus fachadas, interiores y cubierta. Además, se determinó que el material más empleado fue el barro.
El vaso de los caballos
Dentro del conjunto cerámico recuperado durante las excavaciones destaca el Vaso de los Caballos. Se trata de una gran vasija, con una capacidad de 68 litros, elaborada con el característico barro naranja de las cerámicas finas a torno celtibéricas. Está decorado con un friso pintado en color negro con cinco figuras de caballo bajo una franja de motivos geométricos, líneas y semicírculos. Los caballos presentan cuellos, cruces y ancas gruesos, mientras la cabeza, hocico y patas llaman la atención por su estilización. Las figuras de los cinco caballos aumentan su tamaño desde un pequeño potro a un animal adulto que el único al que se dibuja con riendas, representando las etapas de su crecimiento que culminan con su domesticación. “El tema escogido destaca la importancia del caballo y su cría entre estas comunidades urbanas celtibéricas”, indica.
Debido a la fragilidad de las estructuras excavadas, construcciones de barro y adobe, al concluir la excavación se volvió a tapar el yacimiento y se apostó por una documentación tridimensional de las mismas para difundir el yacimiento de forma digital. El museo de la villa romana La Dehesa en Cuevas de Soria alberga una exposición sobre este hito arqueológico.
Será la Consejería de Cultura quién determine si se continúa con la investigación en este sitio celtíbero puro y si, en algún momento, se realizan las inversiones necesarias para que sea visitable.
Ciadueña solo ha estado un corto periodo de tiempo al descubierto. Ahora ha vuelto a ser una ciudad oculta, a la que Roma obvio, lo que lega a la historia información exacta sobre la cultura propia de la meseta castellana.