Finalizaba ayer según marcaba el calendario el XXXVI Ciclo Taurino desarrollado en el Círculo Amistad Numancia a cargo de la peña taurina “Celtiberia”.
Poníamos fin a unos días donde se nos ha ofrecido el placer de poder saborear el mundo de la Tauromaquia como cada año por estas fechas.
Estos días han llevado implícitos maestría, expresiones, color, música y todo ello al que vive esta pasión de cerca, le provoca una explosión de sensaciones que le emocionan incondicionalmente y le dejan con ganas de más.
Aprovecho hablando de emociones para hacer alusión a la velada flamenca que tuvo lugar el martes 28 de diciembre en el Palacio de la Audiencia de la ciudad.
Me venía a la cabeza en uno de los momentos entre aplausos, bulerías, tangos y seguidillas Juan Belmonte citando una frase célebre que nos dejó para la historia del toreo en la que decía:
“ Si quieres torear bien,
olvida que tienes cuerpo.
Se torea con el alma,
como se sueña y se juega,
como se baila y se canta”
Y es que muchos apasionados del mundo del toro no conciben toreo sin flamenco y por el contrario sería banal prescindir del cante sin asociarlo al toreo.
Escuchaba la voz desgarrada de Antonio Reyes Montoya fusionarse con las notas de esa majestuosa guitarra española que Manuel Jero acariciaba y era inevitable no asociarlo a una de esas imágenes grabadas en la retina de una faena donde prima esa torería, armonía, esa danza y ese temple que el flamenco inspira.
Contamos, además ayer, con la presencia en Soria de Manuel Hernández. Hacía la presentación de su último libro. “Belmonte en Madrid. Todas sus actuaciones (1913-1935), vistas por la prensa.”
Llegó a la ciudad con el periodista Gonzalo Bienvenida formando un buen tándem con la intención clara de acercarse al aficionado y expresar la vida y trayectoria del diestro Juan Belmonte con palabras cargadas de historia y sabiduría.
Manuel, conocedor del ciclo anual, expresa su acercamiento con el tiempo al flamenco a través de la literatura del entorno más próximo en el momento del toreo belmontino. Dejaban entonces patente la similitud de la emoción característica del toreo sevillano con este arte expresándolo como “lo inesperado” “un quiebro de cintura, un revuelo misterioso de su duende y el ahogo que se percibía de la emoción”. Como bien dice el autor “esto es baile”. Y es que el toreo no deja de ser una danza entre toro y torero como bien capta quien se sienta en un tendido y se abre a contemplar la belleza que hay en ese embroque mágico.
El libro contiene el paso de los años de la figura de Belmonte por Madrid puesta en manos de diferentes cronistas que vivían en primera persona el desarrollo de la lidia cada tarde.
Reconoció un gran trabajo de investigación de su obra y comentó el origen de llevar a cabo este proyecto. Como todo escritor con buena pluma en mano no es otro que la pasión por el mundo del toro y especialmente por la tauromaquia antigua.
Y así lo expresó. A través de una recopilación de información el autor permite que su obra vea la luz y se ”sienta afortunado” quedándose con la satisfacción personal de haber establecido relaciones de gran calidad y con grandes valores que ahora forman parte de su entorno más cercano.
Confrontando el toreo de Joselito y Belmonte transcurrió la charla en el antiguo Casino dejando pinceladas del pilar del toreo actual entre la afición.
Pudimos disfrutar de la presencia de dos toreros de la tierra. Se encontraban entre el público los maestros José Luis Palomar y Rubén Sanz quienes dejaron su esencia más torera ante el respetable. Siempre es un placer escuchar a profesionales que nos hacen palpar la realidad del toreo en primera persona.
Ponemos fin a este Ciclo Taurino agradeciendo la labor y esfuerzo realizado por la directiva de la peña taurina “Celtiberia” para sacar adelante la programación que cada año hace factible que la Tauromaquia siga viva entre la afición soriana.