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UGT Soria exigió al inversor mayoritario de Ondara, el americano David Engel, que realice las inversiones necesarias para adecuar las instalaciones y conseguir la primera cosecha de cannabis con uso medicinal desde los invernaderos de Garray (Soria).

El secretario provincial de la Federación de Industria de UGT Soria, Pablo Soria, detalló que la producción del cannabis en estos invernaderos ha sido "óptima", pero en pocas semanas llega el período de recogida y la hierba de pasar a la denominada “sala blanca”, es decir, a unas instalaciones adecuadas para su procesamiento, desde donde se obtiene el medicamento adecuado.

La pasada semana, según Pablo Soria, el empresario pudo llegar un acuerdo con los proveedores y empresas instaladores, ya que los trabajadores vieron como llegaban camiones con estanterías y máquinas para la sala blanca. Además, sus abogados trasladaron que el socio mayoritario saldaría las deudas que acarrea. “Si las instalaciones no están listas para el momento adecuado se perderá la cosecha, que ha sido mejor de lo que se preveía”, destacó.

Estos mismos proveedores abandonaron la obra debido a que la empresa no les abonaba lo que les debía. “No sabemos si ha puesto inversión o ha aplazado el pago”, dijo.  

En diciembre Ondara despidió a 151 personas con un ERE de extinción y actualmente trabajan en el invernadero 68 trabajadores. Al respecto, Pablo Soria recordó que la empresa se comprometió a que cuando obtuviera la licencia de comercialización de la Agencia Estatal de Medicamento y estuviera el proceso cíclico de la producción del cannabis esas 151 personas serían las primeras en volver a trabajar en la empresa.  

Una vez que el proceso finalice, Ondara debe obtener la licencia de validación por parte de la Agencia Estatal de Medicamento que tiene que expedir la comercial.  

El sindicalista señaló que, en la última reunión celebrada con la Fundación Anclaje, un inversor andorrano, que tiene una licencia para comercializar cannabis con un cliente de Israel, mostró su disposición a invertir en el invernadero de Garray, que es de “primera categoría”, y hacerse con el proceso. Sin embargo, el inversor mayoritario, David Engle, negó su entrada.  

“El socio andorrano veía que había problemas, incluso judiciales por no pagar a la Seguridad Social, que arrastraban de los anteriores administradores y quería invertir en el invernadero. Además, se comprometió a construir y poner en marcha dos centros de investigación de energía verde y del cannabis”, explicó.

La empresa Ondara surgió tras la marcha de Aleia Roses, el mayor invernadero de rosas rojas de Europa que recibió cuatro millones de euros de subvención de la Junta y presentó un concurso de acreedores.

 La Junta se niega a ayudar a reflotar a la empresa actual hasta que no vea que el proyecto es viable y serio. “La empresa Aleia Roses se aprovechó de las ayudas públicas. Es una empresa que ya no existe”, aseguró.