Un ciervo en la provincia de Soria durante la berrea.

Un ciervo en la provincia de Soria durante la berrea. Valentín Guisande ICAL

Soria

Bramidos en los bosques, comienza la berrea

Aunque el calor ha postergado el inicio, ya se escucha en las zonas altas de Soria a los ciervos que llaman a las hembras para el apareamiento

25 septiembre, 2022 11:56

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Es uno de los espectáculos de la naturaleza que regala el otoño. Los asiduos a captar o ver el rito de la berrea afirman que es mejor acudir al bosque al amanecer, aunque también existe la posibilidad de verlo cuando el sol se pone en el horizonte. Los ciervos con su imponente cornamenta llaman a las hembras con sus bramidos y ellas acuden al encuentro. El macho se encuentra, entonces con un aren, pero sólo aquellas que estén “más receptivas” serán apareadas por el ciervo macho. A los 235 días aproximadamente nacerá un cervatillo.

El fotógrafo de naturaleza y autor del libro ‘Encuentros con la fauna’, Valentín Guisande, que ha retratado como nadie la berrea en Soria asegura que el ritual del cortejo ha comenzado esta misma semana y se ha retrasado debido a la sequía.

En los años precedentes en cuanto caían las primeras tormentas del verano a finales de agosto ya se oía bramar a los ciervos en los bosques, sin embargo, este año se ha retrasado porque el otoño está “tardando en llegar”.

“Se oye poco todavía. Los ciervos tienen que tomar posiciones en sitios altos para que se les oiga berrear y donde tengan tranquilidad y puntos de agua. Como las charcas están todas más o menos secas no han ocupado su territorio ni su posición, salvo excepciones”, cuenta.

Guisande asegura que la berrea, que solo se da en época de celo, es un reclamo turístico no solo en Soria sino también en otras provincias como Palencia, León, Segovia y Zamora. Además, representa un regalo de la naturaleza, ya que si es difícil ver un ciervo, es, aún, más complicado verle en bosques cerrados emitiendo ese sonido tan característico que representa todo un espectáculo.

El fotógrafo afirma que ha llegado a captar imágenes de la berrea incluso a las 15.00 de la tarde, ya que cuando los machos están en “pleno apogeo”, no dudan en persuadir a las hembras con su bramido.

Camuflado con ropa caqui, con sosiego y calma para no emitir olor alguno que pueda espantar a los animales, este amante de la naturaleza, acude a los bosques de Soria dos o tres veces en tiempo de berrea para captar las mejores instantáneas.

“Siempre tienes que ir con el aire a favor para que no te huelan y con el teleobjetivo también tapado con tela de camuflaje. Hay que tener mucho cuidado para poder ver a macho y hembras y hacer las fotos sin que noten tu presencia. No te puede ver ni el macho ni las hembras que están alrededor, porque se espantan y el macho deja de berrear”, cuenta.

Insiste en que es necesario no dejar “ni huellas ni olor y tener mucha paciencia”, ya que hay días que no consigues nada y otros que te puedes acercar a 20 metros de los animales y hacerles un primer plano del animal berreando.

“No hay que ir ni sudando ni agobiado. Es importante ir con ropa que se mimetice con el bosque. Yo me pongo un verdugo, guantes para que no vean el rosa de la cara o de las manos”, relata.

Guisande, que es, además, fundador de la Asociación Española de Fotógrafos de la Naturaleza, señala que, toda vez que ves al macho corteja, llegarán ocho o nueve hembras y entre el aren y, tras varios intentos, habrá alguna receptiva que será copulada.

“Escuchar la berrea es relativamente fácil desde numerosos pueblos de Soria, otra cosa bien distinta es verla porque los venados son animales salvajes. En Soria en la Reserva Nacional de Caza (Urbión), Reserva de Lubia, Sierra de Cebollera, puerto de Piqueras e incluso en la comarca de El Burgo se puede contemplar el ritual. Hay muchos sitios en Soria, aunque las densidades más grandes de venados están en sitios boscosos”, especifica.

Las demostraciones de poder de los ciervos incluyen no sólo los berreos sino las luchas rituales en las que utilizan su cornamenta, su principal arma que cae en marzo y vuelve a crecer. Este proceso se repite anualmente y se identifica como un estímulo de reproducción.