Un placer escuchar a este hombre, torero por excelencia, quien, tras la presentación del presidente de la entidad convocante, Juan Carlos Valero, cedió el testigo y carga en la dirección de la charla a su compañero Juan José Hernández. Y este comenzó, como se debe, por el principio: ¿Javier, por qué quieres ser torero?
Y el diestro, tras dar las buenas noches a la nutrida concurrencia y agradecer las palabras iniciales de Juanjo, aborda la respuesta con un “no sé por qué empecé a querer ser torero; es algo que nunca me lo he planteado…”; lo que sí recuerda es que “con dos añitos, en la televisión, ya quería ver toros”. Y “empezaba a jugar al toro con una servilleta, con una toalla, con lo que fuera, a querer ser torero”. Eso sí, tiene muy claro que “como que tenía muy interiorizado que era torero ya desde pequeño, aunque no lo fuera”. Y creó mucha afición en su barrio.
Quizá, sin tener antecedentes taurinos en la familia, a tan corta edad quedara prendado de ese misterio incorpóreo que tanto asusta a los antis, y que por ello adoctrinan a sus peques a la contra y pretenden que nosotros no tengamos igual derecho.
Con trece años se inscribió en la Escuela Taurina “Marcial Lalanda”, de Madrid. Allí empezó a conocer todo lo relacionado con el toro y el toreo; triunfos y fracasos, y lo dura que es la vida del torero. Recuerda con mucho cariño a los maestros Gregorio Sánchez, como director principal de la escuela, y también a Macareno y a Joaquín Bernadó.
Desde siempre le llenó el concepto del toreo puro y artístico. Manzanares, padre, desde siempre lo lleva en la mente, “es un torero que me llena mucho” “porque olía a torero” “siempre me ha gustado el torero que no solamente es torero en la plaza, sino que es torero fuera también” “que huele a torero”
En los inicios, por la confianza que en él pusieron los maestros, toreó mucho en los tentaderos y a representar a la escuela en los certámenes de España, de Francia …
Debutó con picadores en el año 2007 y ahí empezó lo duro porque si bien de sin caballos también toreó mucho, matando novilladas muy fuertes, en los inicios con los del castoreño en la sierra de Madrid salían novillos que eran auténticos toros, cayendo herido varias veces… Pero se dio cuenta que eso era un aperitivo para lo que vendría después, al tomar la Alternativa en 2010 en el Palacio de Vistalegre, y ahí “comienza lo complicado”
Reflexionó acerca de que si no vas respaldado por un apoderado o una empresa fuerte “te quedas parado, porque es muy complicado” … Confirmó en aquel mayo de 2010 estando bien, pero sin pasar nada ya que, según afirmó, “desgraciadamente al toreo hace tiempo le pusieron una estadística pues, muchas veces, las faenas o las tardes que se ven cosas, si no hay una estadística o no hay número en la estadística, quedan a un lado”
Y se sintió “enfermo de toreo” porque no tenía lo que necesitaba en los años de sequía, ya que estuvo tres años sin vestirse de luces, pero remontó hasta conseguir torear hasta cinco tardes en Madrid en una misma temporada. Y desde entonces “ha habido de todo, tardes importantes, tardes que voy a recordar toda mi vida, tardes difíciles, tardes complicadas, el cáncer, que me han marcado muchísimo y que han marcado un antes y un después en mi carrera y en mi vida personal. Y, bueno, en definitiva, estar vivo, estar vivo con letras mayúsculas y vivir de lo que más me gusta que es el toreo”
Se refirió a la técnica del toreo y como a él le gusta interpretarla y también a la variedad de encastes, cuestión en la que se encuentra cómodo también. Y más “palos” tocó y al hilo manifestó que su otra pasión es el flamenco y, sobre sus gustos al respecto, mencionó a Rancapino, Antonio Reyes, El Boleco…