Arenillas lleva tiempo acaparando titulares por su emotiva historia. Aunque en el afamado pueblo soriano no hay censadas más de 50 personas, lo cierto es que la lucha que sus habitantes iniciaron a mediados de los años 80 contra el despoblamiento rural que asola desde la década de los 60, los ha llevado, además de a conseguir su principal objetivo, a convertirse en un referente para otros muchos pueblos que se enfrentan, desde hace tiempo, a esta desagradable situación.
Inicialmente, la gente joven de la época que residía o veraneaba en la localidad se animó a crear la Asociación Sociocultural con el fin de intentar erradicar este problema. Fueron muchos los logros conseguidos. Tanto, que dicha agrupación todavía sigue vigente e implicada en nuevas iniciativas que persiguen el mismo fin.
Su labor fue, precisamente, la que animó a la siguiente generación, es decir, a los descendientes de muchos de sus miembros, a crear, en 2015, el Boina Fest, un festival de música “autogestionado, diferente y 100% colaborativo”, que también intenta luchar contra la despoblación, además de dar visibilidad a artistas residentes u originarios de los municipios que conforman la Serranía Celtibérica, así como servir de altavoz para artistas de zonas más pobladas que, por lo general, suelen tener ciertas dificultades a la hora de girar en una provincia como Soria. Sin duda, una original manera de tender una mano a aquellos artistas que buscan darse a conocer y de continuar, en cierto modo, el legado de sus familiares en lo que a su lucha contra la despoblación se refiere.
Así lo ha explicado Rodrigo Gismera, uno de los organizadores del evento, a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León: “La gente de allí empezaba a ver en los años 80 el problema de que la población no paraba de descender desde los años 60 y 70, y por eso decidieron crear una Asociación SocioCultural. Desde entonces, tanto la asociación como el ayuntamiento han estado luchando contra la despoblación, y nosotros, como hijos de los fundadores, que hemos visto cómo nuestros padres dedicaban su tiempo libre a luchar por el pueblo, cuando nos hicimos mayores pensamos también en hacer algo para el pueblo y para poner Arenillas en el mapa, más de lo que ya estaba”. “Entonces, cuando pensamos en hacer un festival en Arenillas, fue como de cajón que tenía que ser un festival contra la despoblación”, ha añadido.
Gismera también ha querido desvelar los motivos por los que se decantaron por el nombre de Boina Fest y por celebrarlo siempre el primer sábado de agosto: “En cuanto al nombre, queríamos que fuera algo cercano, amigable y que no fuera muy serio, y pensando en símbolos que representaran el mundo rural, se nos ocurrió boina. Nos pareció gracioso. Siempre celebramos el festival el primer sábado de agosto porque queríamos que el festival fuese antes de las fiestas y porque pensamos que en agosto era la mejor opción porque es cuando más gente hay en el pueblo, y como se necesitan tantas manos para organizar el festival, lo fijamos así”.
Después de ocho ediciones, Rodrigo asegura que “el balance es muy positivo”, porque empezaron celebrando el festival para un público de 300 personas y en la última edición consiguieron congregar en la plaza del pueblo a más de 1.000: “Cuando vino la pandemia hicimos dos ediciones online, por eso el año pasado estábamos un poco expectantes por si se había frenado un poco la cosa. Pero para nada, todo lo contrario”.
Esto ha sido uno de los principales motivos por los que este año se han animado a celebrar la novena edición del considerado como el primer festival de música que lucha contra la despoblación. Esta tendrá lugar el próximo 5 de agosto en Arenillas y sabemos que ya han empezado a prepararla.
Tanto es así, que ya están buscando artistas de las zonas más despobladas de la Serranía Celtibérica, entre la que se encuentran varios municipios de algunas provincias de Castilla y León, para formar su cartel. Por ello, animan a todos aquellos castellanos y leoneses que cumplan este requisito a luchar por conseguir una plaza en este evento al que cada vez se une más gente.
Según ha aclarado Gismera, la dinámica de este año va a ser “la misma que en las anteriores ediciones”, es decir, que siguen buscando “artistas que tengan un estilo que pueda gustar a todo tipo de públicos” y que hagan “música festiva con mensajes positivos y de ritmos bailables para que la gente lo pase bien”.
Todo aquel que desee participar solo tendrá que rellenar la inscripción que podrán encontrar en la página web oficial del festival hasta el próximo 19 de marzo, fecha en la que finaliza el proceso de inscripción. De entre todos los inscritos, serán 3 los elegidos para compartir cartel con artistas destacados cuya identidad, por el momento, se desconoce.
Ahora bien, el hecho de que el festival ya hayan participado artistas de la talla de Rozalén, Grison y Wilbur, entre muchos otros, hace pensar que el cartel de este 2023 será igual de atractivo, o incluso más, que los anteriores.
Las expectativas para este año son bastante altas. Tanto, que incluso se están planteando mover el escenario y la acampada a sitios más amplios. Sin embargo, por el momento, no saben con total seguridad el número de personas que irán al evento, ya que se trata de un festival gratuito para el que no se necesita entrada. Pese a ello, intentan guiarse por las reservas de la acampada y por las del merchandising, pues, “aunque la acampada es gratuita” y el merchandising “se paga in situ”, pusieron este método para así poder hacerse una idea de la gente que irá al festival: “Lo malo es que esos cálculos no lo tenemos hasta prácticamente el mes de julio, que es cuando ya tenemos el cartel completo con los artistas anunciados”, ha reconocido Rodrigo.