El año pasado, con fecha 3 de marzo, la JGL del Ayuntamiento de Soria daba luz verde al concurso de adjudicación de la gestión taurina de la Plaza de Toros de su propiedad, tras haber subsanado un error detectado en la primera documentación. Y, desde este medio, con fecha 3 de mayo ya dábamos a la empresa Bullstar, como virtual ganadora del concurso taurino de Soria, como a la postre así fue.
Tras un año de gestión, hoy, el alcalde de la ciudad, Carlos Martínez Mínguez, ha anunciado en rueda de prensa, ante los medios de comunicación locales, el inicio de los trámites para la rescisión del contrato con esta firma gaditana, a la que le quedaba este año más de gestión y una posible prorroga para el que viene.
Paralelamente, mientras se sustancia el pertinente expediente de rescisión, ya se trabaja en la elaboración de un nuevo pliego de condiciones, contrastando pareceres con los miembros de las peñas taurinas que componen el Consejo Sectorial Taurino del consistorio, a fin de sacar lo antes posible a nuevo concurso la licitación de la explotación taurina del Coso de San Benito que, saldría por este año y quizá con una posible prórroga para el que viene.
El debate está en la programación taurina de las Fiestas de San Saturio que, hasta ahora, ha sido un hándicap o lastre en su obligatoriedad, o no, a la hora de programar un festejo mayor, siendo los gustos de los propios consejeros divididos a favor y en contra.
Las nuevas prescripciones, en el borrador de trabajo facilitado a los miembros del Consejo, no distan mucho de las precedentes, aunque en las puntuaciones de carteles sí podría haber un giro sustancial, toda vez que una de las peñas ha introducido una novedosa fórmula de baremación, que está por ver si es aceptada, o no, tanto y primero en el plano jurídico como en el artístico por los llamados especialistas taurinos del órgano consejero.
Lastimosa esta situación que, mucho nos tememos, tendrá su batalla legal en los juzgados competentes y de ahí que entendamos que, el período de explotación que se pretende sacar a nueva licitación, sea sumamente conservador por ver lo que ocurre y no comprometer un futuro inmediatamente incierto.
En definitiva, como se suele decir mejor sería un mal acuerdo que un buen pleito, que a nadie beneficia y va en detrimento, sobremanera, de la plaza y sus ferias taurinas.