Ya lo decía Gabinete Caligari en 1987, que todo el mundo sabe que es difícil encontrar en la vida un lugar donde el tiempo pasa cadencioso sin pensar. Pues ese lugar, como rezaba la canción, se encuentra camino Soria, en lo alto de un cerro, rodeado por un castillo y sus murallas. Una pequeña villa de origen medieval que es todo un viaje en el tiempo hasta el siglo X.
Y es que los vestigios del pasado quedan plasmados en el pueblo más visitado de la provincia soriana. Un enclave que se convirtió en el límite geográfico en el límite geográfico que separaba la España cristiana de la musulmana: Calatañazor.
Cuentan que el nombre de Calatañazor venía del árabe Qal`at an-Nusur, que vendría a significar algo así como “castillo de los buitres”. Curiosamente esa es una de las postales más características en esta bella localidad soriana de poco más de cincuenta habitantes que permanece arropada entre riscos de Historia.
Los muros y torres roídas de un viejo fortín medieval hacen repicar el sonido del vuelo raso de estas aves carroñeras de tal manera que regala la sensación de que sus plumas oscuras acarician tus oídos. En Calatañazor el tiempo dijo basta hace ya muchos siglos. Como si se hubiese obcecado en permanecer anclado en la Edad Media y no ver mancilladas de ninguna manera las fachadas de las casas con sus característicos entramados de madera de sabina, las chimeneas cónicas por las que respiraban las cocinas de antaño ni el empedrado de canto rodado que hace de alfombra.
Hoy en día su trazado zigzagueante, con calles empedradas y empinadas y casas construidas con madera de sabina, barro y adobe, todavía traslada a los visitantes hacia la Edad Media. Algo que es muy cinematográfico, como bien sabe Orson Welles, quien filmó allí Campanadas de medianoche.
Conocido por la derrota que allí sufriera Almanzor de las tropas castellanas y leonesas en 1002, el episodio es conocido como la Batalla de Calatañazor, en la que los cristianos derrotaron al célebre caudillo árabe Almanzor y según la tradición murió en Bordecorex y fue enterrado en Medinaceli.
Castillo
Pero su historia solamente arranca ahí, porque con la invasión visigoda la población se asentara ya en el cerro que corresponde a la actual Calatañazor. Durante la Edad Media, estuvo vinculado al linaje de los Padilla, señores de Calatañazor y en el siglo XVII pasó a la casa de los duques de Medinaceli y posteriormente al Marqués de Feria.
Un paso del tiempo que se puede apreciar en los vestigios del pasado, que quedan plasmados en el castillo situado en lo alto de un peñasco. Perteneciente al siglo XIV y XV conserva parte de la torre del homenaje y gran parte de sus murallas; también conserva un ventanal gótico. O en la iglesia de Nuestra Señora del Castillo es una mezcla de estilos gótico y románico como la portada y un tramo que hace de ábside gótico.
Dejando atrás el busto de Almanzor y avanzando unos pocos metros más llegamos a una curiosa Plaza Mayor. Curiosa porque es completamente triangular. Un rollo o picota emerge del suelo reverdecido por la hierba para hacernos recordar que la villa gozaba de la jurisdicción de impartir justicia a los reos, ya sea con la pena capital o con la exposición o vergüenza pública que suponía "estar en la picota".
Pero la belleza de Calatañazor también se puede apreciar desde la distancia. Junto al río pueden divisarse restos de un poblado que conserva parte de una calzada romana “Las Ruinas de Voluce”, donde en uno de los cerros se han encontrado sepulcros y trozos de vasijas celtíberas y muy cerca de allí se encuentran fósiles.
Y a la salida se encuentra el Sabinar de Calatañazor, uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta, y el nacimiento del río Abión, en Muriel, que guarda uno de los paisajes más singulares de la provincia de Soria, la llamada Fuentona. Este característico espacio natural se trata de una laguna subterránea de aguas cristalinas declarada Monumento Natural cuya peculiaridad es que bajo estas aguas azuladas existe un entramado de galerías subterráneas de las que, todavía hoy, los especialistas solo han logrado conocer un tercio.
Dejamos atrás Soria y Calatañazor donde nos encontrábamos en la gloria, como cantaba Gabinete Caligari, quienes preguntaban al aire ¿Tú dónde vas? Dejamos también la cuestión en este artículo, esperando una respuesta que seguro tienen ahora mismo en la cabeza.