De las cosas de este mundo, sin duda, no cabe mayor honor gozoso que a uno le brinden una obra de arte bautizándola con el propio nombre. No eran reyes, ni mi cumpleaños. Fue una sorpresa mayúscula, ciertamente…
Como una premonición repiqueteó con tono firme mi teléfono; era domingo, que hacía la segunda data del mes más sanjuanero soriano… ¡cuando junio se viste de soles! … En la víspera, el emblemático Coso de San Benito y el totémico monte Valonsadero habían recibido a los bravos novillos sanjuaneros en un año más; sangre de nuestra sangre, se reafirmaba la vida a través de la implacable muerte; el ciclo volvía a cumplirse…
El santoral del día abría el capote de su repertorio onomástico y, curiosamente, entre otros se evocaba la memoria por San Eugenio I Papa.
Y digo curiosamente porque, al otro lado del auricular me habló Don Eugenio Gómez García, insigne hijo de El Tiemblo (Ávila), intérprete contemporáneo y creativo musical, director y compositor a quien, por ventura, conocí por mor de Miguel Ángel Teresa y su casa hostelera La Barrosa, sito en la puerta de pinares, a la sazón localidad soriana de Abejar. No puedo, ni quiero aquí olvidar, la figura de Carlos Martín Santoyo quien, con distinguido sello, oficia de maestro de ceremonia, ya desde hace algunos años, en los premios taurinos que tiene instituidos la abejaruca hostería. Cuanto bien haces a tu tierra, la nuestra, y a la Tauromaquia Miguel Ángel.
El Maestro Eugenio Gómez que, de buena mañana y según me dijo, venía de caminar, se había decidido a marcar el número de mi móvil…
Ese día el tío Enrique debió glorificar desde lo más alto, sin duda alguna y a modo de incensación, exaltando aquel momento. De lo contrario no me cabe otra explicación…
Un tembleño, desconocido para mí y yo para él, se había fijado en mi persona, en mi trayectoria de aficionado a la Tauromaquia; un compositor que cuenta en su rico haber musical taurino con pasodobles dedicados a Santos García Catalán (Periodista), Carlos Martín Santoyo (Periodista), César Jiménez (Matador de Toros), Joselillo (Matador de Toros), Marco Pérez (Novillero con picadores), mi querido Hotel La Barrosa (Abejar, Soria), Justo Berrocal, José Luis Lera (Maestro de la crítica taurina), a su tierra abulense de El Tiemblo; El Callejón, Embrujo Taurino… ¡Ah! y su composición ¡Recuerdos! dedicada a su esposa… y muchos más.
Con voz algo dubitativa no atinaba a saber cómo “entrarme”, cómo decirme lo que a la postre terminó confesando. El pasodoble que había compuesto, con la ilusión de haber llegado a ser el del Coso de San Benito, y todo porque yo le había incitado a que se presentara al concurso del Maestro García Muñoz, en su cabeza ya tenía destinatario desde aquel primer y preciso momento, en La Barrosa.
Sensato en su provenir, porque la tarea era sumamente complicada, no obstante, la emprendió, y yo, inconsciente del final de la historia, le había embarcado en ella. En su magín creador, ya lo he manifestado, tenía previsto que ese pasodoble iba para mí, porque de ninguna manera tenía que salir de Soria. En sus tierras se gestó y en ella habría de asentarse, así lo pensó y así cumplió su palabra dada a sí mismo. Hágase tu voluntad, gran caballero, para tu honra y las de nuestras comunes tierras castellanas.
Tus notas, querido Eugenio, subirán siempre a lo más alto, no por mi mérito sino siempre por el tuyo y allí serán acogidas por mis antepasados, y los tuyos, que las loarán para que aquí abajo suenen con determinación por doquiera sean interpretadas.
Quisiera saber componer para pagarte con la misma moneda, como no sé te dedico la palabra más bonita que tiene nuestra lengua, en el nombre de mi sangre, de mi estirpe taurina…
¡Gracias!
¡Que dios te bendiga!, amigo mío, para que sigamos caminando juntos mucho más tiempo por aquí y luego, por los restos, allá donde nos lleve la senda de lo incorpóreo.
A Eugenio Gómez García,
con suma admiración y agradecimiento,
desde un hondo y sentido lance de eterna amistad.
Soria para El Tiemblo (Ávila)
Junio de 2024