Castilla y León es una tierra llena de patrimonio, belleza y cultura. Entre sus pueblos se pueden descubrir increíbles tesoros arquitectónicos que aún perduran y permiten conocer a los turistas y vecinos la historia de la Comunidad. Caminar por todas sus calles no deja indiferente a nadie y cada provincia tiene un tesoro que la hace especial.
Esta región cuenta con un impresionante patrimonio arquitectónico donde una buena parte es de origen religioso. No es de extrañar debido, entre otros, a la vinculación de la Comunidad con el Camino de Santiago, que atraviesa el norte y gran parte de la misma.
Soria es un impresionante lugar para disfrutar de estos monumentos que aún perduran. Y, uno de los más bonitos, está en San Esteban de Gormaz, lugar donde se encuentra la edificación más antigua del románico soriano y punto de partida de este estilo en la provincia. Una localidad que cuenta con la mayor concentración de edificios románicos conservados y que, históricamente, fue zona fronteriza entre los siglos X y XI entre musulmanes y cristianos.
Se trata de la iglesia de San Miguel, datada su construcción de poco después de 1060, cuenta con la primera galería porticada de la Comunidad. Un templo ubicado a unos 69 kilómetros de la capital que conserva a la perfección gran parte de su arquitectura.
Está construida a calicanto reforzando las esquinas con sillería y cuya nave está unida a una cabecera escalonada, con ábside semicircular y pórtico. La torre se realizó posteriormente y está hecha con piedra y aumentada en altura con ladrillo. Y fue declarada Monumento Nacional en 1976.
Uno de los aspectos que más destacan son los capiteles del pórtico entre los que se pueden ver fortalezas musulmanas, caballeros y animales. Además, se encuentra la portada, compuesta por cuatro arquivoltas y en los capiteles se pueden presenciar piñas, caras y leoneses. El interior también es realmente especial y se pueden ver pinturas con representación de los Reyes Magos o de la Huida a Egipto.
Es de una sola nave y termina en un ábside semicircular. Esta se cubre con una bóveda de cañón y el ábside con bóveda de cuarto de esfera. Lleva una torre adosada a su muro norte y destaca la galería porticada con siete arcadas en su fachada. Los arcos son de medio punto y la puerta de acceso al templo posee tres arquivoltas con baquetones.
Un lugar lleno de historia y vida que merece la pena ser visitado. También sirve como excusa para descubrir los encantos de San Esteban de Gormaz, que estuvo rodeada por una muralla construida entre los siglos VIII y XI. Tenía una forma pentagonal y se adaptaba por el cerro del castillo hasta llegar al río Duero. Contaba con dos torreones cuadrangulares y semicirculares de los que, actualmente, quedan algunos lienzos.