Finalizó el ciclo taurino de El Burgo de Osma con un sensacional mano a mano entre dos novilleros que están en lo alto del escalafón: Jarocho, que venía de torear de Francia donde fue arrollado por un novillo y recuperado plenamente, y el novillero cordobés Manuel Román, al que apodera Carlos Zúñiga, en el que se tienen muchas esperanzas por la crítica taurina.
Jarocho, al que le habían recomendado los galenos unos días de baja, se lio el capotillo de paseo y no ha parado de torear tras la lesión en un oído en Francia. Venía con un aparatoso vendaje.
En Osma destacó con el que hizo tercero, al que instrumentó una faena llena de torería con muletazos llenos de despaciosidad y gusto. Cortó dos orejas.
Otra más cortó al que hizo quinto, al que recibió en la puerta de toriles y toreó al natural con una personalidad pasmosa. Mató de estocada tras un pinchazo. Y palmas recibió en el que abrió plaza al que recetó una serie de naturales de mucho calado.
Manuel Román paseó una oreja del segundo novillo, que tuvo mucha clase, y al que toreó por naturales con mucho temple.
El cuarto, un novillo noble, pero escaso de fondo, lo brindó a Jarocho en una faena que fue silenciada tras pinchar al utrero.
Con el que cerraba festejo, un novillo poco colaborador, Román puso todo su empeño y abrevió con él. La estocada algo baja, pero de efecto fulminante, fue motivo más que suficiente para que el público le pidiera la oreja, para que, de esta forma, salieran los dos novilleros por la puerta grande.