De tentadero en la ganadería de Eladio Vegas
Volvimos a Los Expolios, el feudo ganadero de la familia Vegas ubicado entre Rueda y Nava del Rey, para disfrutar de otro día campero y del tentadero. Aunque la lluvia hizo acto de presencia a primera hora de la tarde, ya todo estaba consumado y el ganadero feliz porque había vuelto a torear en su cumpleaños: 68 tacos marcaba la tarta, aunque Eladio Vegas dice que está en plena forma y, en verdad, que no los aparenta.
Amigos y paisanos del ganadero y de su familia (Eladio estuvo arropado por Ferdina, su esposa, y sus dos hijos: Sergio el rejoneador y su hermana Ana Belén, que ha cogido las riendas del negocio de la pintura) que llegaron a la finca de todos los rincones, inundaron de fiesta los salones pequeños de las instalaciones para que corriera el buen vino y los variados productos, que sirvieron de aperitivo para tomar fuerzas y ánimo, ya que tres becerras esperaban en los chiqueros para torearlas en la espaciosa plaza de la finca.
No faltó detalle ni en los avíos toreros ni en la vestimenta campera; al menos Eladio y su íntimo amigo y paisano Juanjo Ruiz lucieron traje campero a juego y Eladio, además, su sombrero cordobés que le daba empaque torero y ganadero. Con los invitados en el palco y el pasodoble sonando se procedió al ritual del paseíllo como si se tratara de una corrida de toros en la Maestranza sevillana.
“Suso” es un joven subalterno de Nava del Rey y en la actualidad milita en las filas de José María Manzanares. Todo un lujo contar con él para poner las becerras en suerte del caballo de Jesús del Bosque que se encargó de picar y probar su bravura.
También se puso delante y ayudó en las tareas el que fuera novillero medinense Félix de Castro. Otro medinense, Jesús Ramón Rodríguez “Mon” (exconcejal), lo intentó pero la becerra se impuso. Completaban el paseíllo Juanjo Ruiz y Sergio Vegas que utilizó capote y muleta con destreza en varias ocasiones. Y entrebarreras el medinense Antonio, servicial mozo de espadas, con el tordesillano Luismi Rodríguez en la intendencia de las instalaciones.
En el segundo tercio Eladio cogió los trastos y brindó al respetable que le ovacionó con vehemencia. Antes había capoteado a una vaca burraca que dio un juego extraordinario aguantando decenas y decenas de pases de todo tipo.
El ganadero se hartó de torear muleta en mano a la bendita burraca; derechazos, naturales, de pecho, rodilla en tierra, desplantes. Hasta que permitió a su amigo Juanjo Ruiz (el chocolatero de Rueda) que saliera a lucirse y vaya si lo hizo el rodense. La ovación desde el palco fue atronadora.
Desde la cocina se percibía un olor a guisado que embriagaba (guiso de vaca brava con patatas), además de un entrante a base de sopa castellana. Por lo que la comitiva, ya con la lluvia incesante (lo que por otro lado beneficia muchísimo en esta época del año al agro) se fueron refugiando en el salón de trofeos de la finca, dotado con una buena chimenea y leña candente, para ir ocupando sus respectivos sitios y comenzar la manduca.
Amigos bodegueros de Eladio colaboraron con algunos vinos de su producción: de Toro se bebió un VALDEFAMA; de Rueda un EMILIO GIMENO y de Tierras de CyL un REGUILON.
De postre la referida tarta de los 68 tacos, regada con un champán francés (otro obsequio amistoso) y unos pasteles que nos supieron a gloria denominados “Turcos de Cuéllar”; otra aportación de los numerosos amigos que tiene Eladio repartidos por la geografía nacional. Javier, el párroco de Rueda bendijo la comida y tras los postres se marchó.
Con los cafés y variados orujos continuó la fiesta que se remató, toda la tarde-noche, con el buen cante flamenco del propio Eladio acompañado a la guitarra por Eduardo Domínguez. Y es que este Eladio es un fenómeno en todos los sentidos. Felicidades, torero.
Nota: Yo no probé ni los vinos, ni los chupitos ni él champán; una infección en el oído me obliga a tomar antibióticos. Por otro lado ya conocéis mi norma sobre la conducción y el alcohol. Hacia las 6 de la tarde abandoné Los Expolios camino de Montemayor de Pililla. Allí también disfruté junto a los amigos de La Empalizada, a la cabeza Raúl Redondo. Ya les contaré otro día mis avatares con esta buena gente.