Un paseo inolvidable por más de 2.000 cuentos
Los cuentos forman parte de nuestra infancia y algunos son recordados durante toda la vida, lo que denota su importancia y el poso que dejan cuando somos niños. Esos cuentos, en concreto más de 2.000 títulos, son los que se pueden ver en la Casa Revilla en el marco de la exposición 'La literatura infantil en los libros desplegables'.
Hasta el próximo 21 de mayo se podrá disfrutar de una muestra "de cuento" con ejemplares del siglo XIX y que va a "divertir" no solo a los más pequeños, sino a público de "todas las edades". Así lo ha señalado la concejal de Cultura y Turismo, Ana Redondo, durante su presentación, en la que ha estado acompañada por el coleccionista Álvaro Gutiérrez Baños.
La colección de libros desplegables está considerada como una de las "mejores del mundo" en su género y está formada por más de 2.000 títulos que abarcan un rango temporal de más de dos siglos, incluyendo ejemplares de más de treinta países.
Los libros seleccionados para esta exposición ilustran diez de los más conocidos relatos de la literatura infantil. Algunos son obras de autor, como Pinocho, Alicia en el País de las Maravillas o Peter Pan, firmados respectivamente por Carlo Collodi, Lewis Carroll y James M. Barrie; pero en otros casos se trata de relatos recogidos de la tradición popular, con diversa procedencia en cuanto a lugar y época. Muchos de estos cuentos clásicos, como Caperucita Roja, Cenicienta, La Bella Durmiente y El gato con botas, fueron recopilados, conservando su crudeza medieval, por Charles Perrault en el siglo XVII.
Álvaro Gutiérrez ha matizado que todos estos cuentos que han llegado a "nuestros días" tamizados por las versiones realizadas en el siglo XIX para las clases sociales pudientes por los hermanos Grimm, quienes añadieron a su colección otros títulos como Blancanieves y Hänsel y Gretel. Una tercera vuelta de tuerca en el argumento de estos relatos inmortales la dio Walt Disney en el siglo XX con sus maravillosas adaptaciones para el cine familiar.
En esta muestra, no sólo se ha mirado a Europa, y se ha introducido uno de los más populares cuentos orientales: Aladino, que fue añadido, a principios del siglo XVIII, a la "compilación" de relatos árabes conocida como Las mil y una noches, en la ciudad de Alepo.
A lo largo de esta exposición, entre "pliegues", "solapas" y "ventanas de papel", se puede "disfrutar" de diferentes versiones de estos diez relatos, pudiendo comparar los "cambios estilísticos" según la fecha de edición y el personal estilo de ilustradores e "ingenieros de papel" como Ernest Nister y Raphael Tuck a finales del siglo XIX o, en época actual, Matthew Reinhast y Robert Sabuda, sin olvidar al resto de nombres que, durante el siglo XX, han escrito con sus recortes, la historia de los libros pop-up, como Harold Lentz, Julian Wehr o Vojtech Kubasta, entre otros.
Máquinas articuladas
La presentación de estas "delicadas" esculturas de papel, auténticas máquinas articuladas que recobran el formato bidimensional cuando se cierra el libro, va acompañada de "sucintos textos" en los que se explica el origen da cada uno de estos diez cuentos.
Los visitantes descubrirán en esta muestra bibliográfica algunas "curiosidades" que desconocían, como que la Cenicienta tiene su origen en la China medieval o que el relato original de Caperucita incluía un episodio de antropofagia.
También que Collodi se apellidaba en realizada Lorenzini y tomó prestado el nombre de un pueblecito toscano donde veraneaba o que Aladino nunca tuvo alfombra mágica hasta que Disney se la tomó prestada al Ladrón de Bagdad, ha insistido Gutiérrez Baños.
Origen
El origen de esta colección nos remonta a la niñez de Ana María y a un libro heredado de una tía suya que se titulaba 'Las canciones de la abuelita', un tomo que incorporaba un xilófono y que con el tiempo desapareció en algún desván familiar.
En la década de 1980, estando cursando estudios musicales en San Sebastián, Ana María compró una reedición de este libro que añadió a su biblioteca. Éste fue el germen de esta colección de libros con elementos mecánicos en su interior. El citado libro pronto fue acompañando por varios títulos editados por The National Geographic Society que adquirió con su primer sueldo profesional como profesora del Conservatorio de Música de Palencia, apuntan fuentes municipales.
En sus viajes a Japón para conocer las nuevas pedagogías musicales desarrolladas allí, afianzó su gusto por el arte en papel que tanto se valora en ese país.
La afición por los llamados libros pop-up la comparte con su marido, Álvaro, y juntos han organizado 35 exposiciones por toda la geografía española, mostrando parte de su colección, siempre con criterios bibliográficos o temáticos.
Han presentado exposiciones monográficas sobre literatura infantil, Música, Navidad o Arquitectura, entre otras. En el presente año 2014, una muestra suya de libros científicos tridimensionales ha podido visitarse durante seis meses en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona bajo el sugerente título de Páginas vivas.