Ya publicamos un reportaje (http://www.noticiascyl.com/valladolid/sociedad-valladolid/2017/03/01/cronicas-rurales-y-de-toros-por-rioseco/) cuando Real adquirió esta finca y descubrió los restos de la plaza de tientas, chiqueros, desembarque, burladeros, etc. Hablamos de tierra de toros hacia principios y mediados del siglo pasado; hablamos de ganaderías legendarias como Carreros, Villagodio o Molero.

Y la visita en esta ocasión surge a raíz de visionar una fotografía que Luis capturó en la pared de entrada a las “instalaciones”: el hierro de los Molero grabado en cemento. Un hierro que ahora es propiedad de Roberto Domínguez tras la venta de la finca ganadera de Vadillo de la Guareña al bodeguero Alejandro Fernández.

Y avisé a mi amigo Gonzalo Santonja para que disfrutara por ser conocedor de estos antecedentes. Pero la piqueta se la llevó…..

Sí, un error mayúsculo vino a medio destruir casi todo lo que Luis había descubierto y que pretendía mantener por puro capricho en su calidad de aficionado, y por conservar algún vestigio de esta tierra que fuera de toros, llena de tanta historia. Pero la piqueta…

El hierro de Molero en el muro de cemento fue todo un hallazgo (en la foto se señala con una flecha). Pero cuando volvíamos hacia la carretera por el largo y bien cuidado camino encontramos una placa jalonando una portada con la reseña del año 1864 y tres dibujos que Santonja se encargará de descifrar. Pensábamos que podrían ser hierros ganaderos, pero nos inclinamos por algún título nobiliario. En cualquier caso nos reconfortó.

Al menos esos dos hallazgos nos alegraron algo la agradable mañana tras ver la “obra de la piqueta”. Bueno, eso y la visita a Fernando Martín (“Rincón de Labrador”) en La Santa Espina, donde saciamos el hambre y la sed tras las caricias del sol abrileño.

A mi amigo Santonja le grabé unas palabras para el programa especial de “El Callejón” (La 8 Valladolid CYLTV) que se emitirá el 15 de mayo con motivo de la corrida de San Pedro Regalado. Y el catedrático y filólogo se puso melancólico recordando a su buen amigo Juan Carlos Aparicio cuando salió a colación su abuelo el de Carreros que por estos lares tuvo ganadería.

En fin… Habrá que estar atentos a la salida de un libro que ha pergeñado mi amigo Gonzalo. En él cuenta infinidad de historias ganaderas y toreras de siglos pasados. Será un acierto por su acertada y conocedora pluma, y un deleite leerlo.