Crónicas urbanas... y gastronómicas en Valladolid
Por fin, tras meses desperdigados, nos volvimos a reunir los camaradas de la buena mesa: Quique Clérigo, Poli Sanjuán, Mariano Hernández y José María Castellanos. Y surgió a raíz de la presentación del libro taurino de Eumelia y Soria, donde Quique y Castellanos nos acompañaron en la presentación.
Vaya fabada que ponen en “El Salmantino”!!, vino a decir Clérigo esa misma noche tras lo del libro taurino. Y allá que nos fuimos los cinco al día siguiente para festejar el encuentro tras la tardanza en reunirnos.
Este veterano bar-restaurante está en la calle Niña Guapa número 4 y es segunda generación desde que abriera sus puertas en 1969. Posteriormente se cambiaron al 17 de la misma calle y ahora lo regenta Javier García, hijo de Eladio, el fundador de la saga hostelera.
Es un sitio modesto y típico de barrio, con barra repleta de tapas tradicionales donde no falta el torrezno y la tortilla de patata. Javier se apaña sólo para atender la barra y las ocho o diez mesas (capacidad del local 74 personas pone a la entrada) que, subiendo cinco o seis peldaños, hay ubicadas en una especie de entreplanta.
Pero con un sabor y una calidad que no lo iguala ni el mejor restaurador de Asturias… con permiso. Aparte comparaciones, lo cierto es que el almuerzo transcurrió en la línea habitual de nuestros encuentros gastronómicos, sobre todo de amigos y entre amigos.
En los postres –ellos pidieron tarta helada- salió a colación la Peña Afición Vallisoletana con el nuevo local en la calle Corpus Christie, (junto a la plaza de los Vadillos) donde se puede ver en pantalla gigante las corridas de San Isidro.
Hablamos, obviamente, de toros y, como no, de la moción de censura en la que a la Tauromaquia le puede salpicar algo no bueno dadas las posturas de la izquierda de una y otra parte. No es que nos preocupe de esta iniciativa política sólo los toros, también puede haber convulsiones económicas y de otra índole. Pero de eso ya se encargarán de arreglarlo los políticos, que para eso les pagamos. En fin.
P.D.: De beber tomamos “12 Violetas”, un joven ribereño de la zona de Burgos que a decir de los entendidos como Poli, Mariano y Quique, resultó delicioso. Castellanos y un servidor lo “matamos” con casera que en esta época casi veraniega entra mejor. Por cierto que Mariano ya prepara para julio otro encuentro en su bodega de Castronuño. Ya les contaremos. Ah, Quique mostró su generosidad y convidó al resto.
No busques al amigo para matar las horas; búscale para vivir al máximo vuestras horas. Khalil Gibran.