Valladolid

Crónicas urbanas: de catas y gastronomía

30 noviembre, 2018 10:09

Bajo el sugerente nombre de “Micro Bodega Urbana” (en un lateral del vallisoletano Mercado del Val) Roberto del Campo gestiona un coqueto establecimiento donde te puede servir una copa de vino procedente de los lugares más recónditos, además de exquisitas tapas y variadas cervezas. Roberto, antes “cocinero que fraile”, procede del ampuloso mundo del vino donde “hizo de todo un poco” en bodegas muy destacadas de nuestra Comunidad: once vendimias en Museum, una en Emilio Moro y otra en la Estación Enológica de CyL en Rueda. Su labor siempre fue en las facetas de enología, elaboración y producción.

Ahora lleva seis años degustando y ahondando profundamente en la hostelería, aunque no abandona su pasión por los vinos y elabora un caldo de maceración carbónica bajo el nombre de “Robert Smith”, marca de una leyenda.  

Pues bien, a través de José Antonio, responsable de bodega de El Corte Ingles me vi invitado en esta cata para degustar los nuevos vinos de maceración carbónica que Roberto ha organizado a través de tres bodegas: ”Primero de Fariña” (Toro), presentado por Manolo Fariña hijo. Más que vinos (Toledo), que presentó su “31 de Noviembre 2018” por el enólogo Gonzalo Rodríguez. Y el galo “Beaujolais” cuya presentación corrió a cargo de Luis Chueca (enólogo de Finca Museum) por compromiso de Roberto del Campo, según comentó Chueca.

Son vinos desconocidos para el gran público en España, mientras que en la vecina Francia lo celebran anualmente como una fiesta en torno al vino joven el 15 de noviembre con la frase: “Le Beaujolais nouveau est arrivé! Baste decir que en 2007 se produjeron 50 millones de botellas en Francia, la mayoría para la exportación.

Pero lo cierto es que son exquisitos en boca donde destaca la frescura de su juventud ya que tan solo han transcurrido 6-8 semanas después de la cosecha. Y uno aprendió rápido, por boca de los enólogos, que la maceración carbónica es el vino hecho como toda la vida de Dios. Básicamente es un proceso en el que las uvas enteras fermentan y “explotan” una a una, por lo que los vinos obtenidos tienen sabores más afrutados y con menos contenidos de taninos.

Bueno, esto explicado así a bote pronto es muy fácil de decir. Pero ciertamente los tres enólogos hablaron maravillas de este joven tinto, cada uno en su variedad. El de Fariña, elaborado con Tinta de Toro, tuvo aceptación plena entre los veintitantos catadores que se dieron cita. Fariña hijo, que lleva en la sangre el mundo vitivinícola, dijo de su “Primero” que es bebible, fresco, vivo. Sin poesía ni alharacas.

Desde hace catorce años realizan un concurso de pintura cuyas obras exhiben en su sala de arte zamorana. La obra ganadora se refleja en las 120.000 botellas que cada año por estas fechas sacan a la venta.

A Luis Chueca le tocó presentar el vino galo “por imperativo legal”. Y la verdad es que el enólogo de Finca Museum se esmeró dando explicaciones, tanto de la región donde se cosecha y elabora como de sus características. El Beaujolais nouveau se elabora con la variedad de uva Gamay, y lleva el mismo nombre de la región de donde procede. Como dato técnico a añadir, Chueca comentó que el método de producción implica que haya muy poco tanino, y el vino puede verse dominado por los aromas afrutados.

Y de Toledo llegó  Gonzalo Rodríguez, un enólogo y asesor de bodegas que elabora un vino de maceración carbónica con la variedad de uva Garnacha y Cencibel (el Tempranillo de La Mancha) y  con un peculiar nombre: “31 de Noviembre”, de Bodegas Mas que vinos. Rodríguez comentó, a modo de traducción, que hay que consumirlo a partir de diciembre. Bueno el vino toledano, según asentían los catadores, entre los cuales muchas féminas.

Resultó graciosa una de las expresiones que el enólogo manchego repitió en varias ocasiones: “Me sabe a chuches”. Lo que se traduce en frescura al paladearlo por su sabor a fruta fresca. Gustó el vino y gustaron las amplias explicaciones vinícolas del veterano enólogo. Tan sincero como su vino.

Y el maridaje fue encomiable. Elaborado por David Torres, del Restaurante Marengo, pudimos degustar con el Fariña un carpaccio de ternera con naranja, queso curado y aceite de trufa. Y con las siguientes catas unos níscalos guisados al tomillo con crema de patata y puerro. Deliciosos ambos platos.

Sin duda fue una experiencia deliciosa la vivida con esta gente del mundo del vino. Tan apasionante como los toros, a los que no renuncio. Pero en invierno…

Les ofrecemos una amplia galería obra de Natalia Calvo.