Juicio por matar a otro a ladrillazos y navajazos
La Audiencia de Valladolid inaugura este próximo viernes el primero de los juicios con jurado popular en la capital en 2019, el que se sigue contra Tomás A.S.S. como presunto responsable de la muerte en abril de 2017 de Sebastián V.R, del que era amigo por coincidir ambos paseando a sus perros y al que, supuestamente, mató a ladrillazos y navajazos en el Soto de la Medinilla tras ser recriminado por la víctima por el hurto de su teléfono móvil.
El encausado, según el escrito de calificación provisional del Ministerio Fiscal, se expone a una posible condena de 14 años de cárcel por delito de homicidio, junto con el pago, en concepto de responsabilidad civil, de un total de 90.000 euros en favor de los padres del fallecido, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
La primera jornada del juicio estará centrada, casi en su integridad, en la selección de los once miembros del jurado, nueve titulares y dos suplentes, y en la exposición de los alegatos iniciales de las partes en los que éstas se dirigirán a los elegidos para anticipar lo que tratarán de probar a lo largo del proceso, con lo que es más que probable que tan solo pueda tomarse declaración al procesado para conocer su versión de los hechos.
El acusado y la víctima, el primero de 41 años y el segundo de 46, mantenían una relación de amistad al coincidir ambos en horarios y lugares parecidos paseando a sus mascotas.
Los hechos se remontan al 9 de abril de 2017, cuando el fallecido, quien vivía con sus padres y presentaba una minusvalía psíquica del 25 por ciento, tomó un café en casa del encausado y de regreso a su casa contó a su madre que sospechaba de que su amigo le había sustraído el teléfono móvil, por lo que optó por regresar esa tarde al domicilio de Tomás.
Una vez allí, ambos se dirigieron al paraje conocido como Soto de la Medinilla, en Valladolid capital, donde se adentraron en una zona arbolada de la ribera con el fin de rastrear la zona ante la posibilidad de que el fallecido hubiera extraviado allí su terminal.
Sin embargo, ante las suspicacias y reproches realizados por Sebastián, su amigo, supuestamente, comenzó a agredirle de forma reiterada con patadas y puñetazos, hasta derribarle en el suelo, momento en el que apareció en dicho escenario un testigo, Pedro D.J, quien conocía al supuesto agresor pero optó por abandonar el lugar ante los requerimientos del aludido y el temor que éste le infundía.
Fue entonces, siempre según la versión del fiscal, cuando el presunto homicida persiguió a la víctima por una vereda que desembocaba en el río y allí, tras coger un ladrillo del suelo la emprendió a golpes con Sebastián, a quien hirió en la cabeza y luego, ya con una navaja de 9 centímetros de largo tipo estilete, continuó la agresión y asestó al fallecido más de una veintena de heridas, dos en la región pectoral derecha, otros cinco en la zona lumbar y axila izquierda, dos en la zona derecha del abdomen y otra docena en la espalda, hasta que finamente le mató.
El cuerpo, flotando en el río Pisuerga, atrapado por un tronco, fue localizado sobre las 19.00 horas por Pedro D.J, el testigo--presenta un retraso mental leve--que había presenciado la inicial agresión y que había regresado al encontrarse intranquilo por la suerte de Sebastián.
Tras el hallazgo del cuerpo, Pedro deambuló por la zona y finalmente paró un vehículo de la Policía Local en la calle Mirabel para dar cuenta de que mientras pescaba había localizado el cuerpo sin vida de una persona, acompañando a los agentes hasta el lugar, si bien entonces no contó lo que había presenciado anteriormente por el miedo que tenía a Tomás A. y su entorno.
En el escenario del crimen, los policías localizaron la nava y el ladrillo, ambos ensangrentados, utilizados para arrebatar la vida a Sebastián V.R.