Desde este viernes y hasta el 31 de marzo puede verse en la Sala Municipal del Museo de Pasiónla exposición 'Los Antimodernos. De Renoir a Torres García', con entrada gratuita. Esta exposición presenta óleos de Pierre August Renoir, Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol, Anglada Camarasa, Ramón Casas, Isidre Nonell, Joaquín Mir, Antonio Utrillo o Torres García, hasta un total de 18 artistas procedentes de la colección Fran Daurel.
Helena Alonso, comisaria de esta exposición que se encuadra en el proyecto "Colección de colecciones", plantea a un discurso que recorre las consecuencias estéticas de la crisis del 1900. La crisis de la Modernidad es el resultado del agotamiento de los valores y las esperanzas tradicionales, por un lado, y de la desorientación y la angustia por otro. El nuevo arte, como defendió Ortega y Gasset, no es producto de la evolución, sino de la ruptura.
Sin embargo, el espíritu de sus protagonistas es contrarrevolucionario. Como defendió Nietzsche, los auténticos fundadores de la Modernidad, sus representantes más eminentes han sido los antimodernos. Como postuló Antoine Compagnon en su ensayo con el mismo título, los antimodernos son los modernos en libertad.
Las obras de Mariano Fortuny ofrecen el germen decimonónico del incipiente cambio, presente ya en su pincelada, aportación técnica al estudio de la luz sobre la que investigaban también los macchiaioli con su renovación antiacadémica de la pintura italiana, así como los primeros impresionistas franceses.
August Renoir es el gran maestro del Impresionismo, que dejaba atrás para siempre los modelos propuestos por la razón. El arte español seguía estos caminos, como se observa en la composición del desnudo de Sorolla presente en esta exposición, o en la pareja de amigas de Antonio Utrillo, nacido en Barcelona, pero de formación estética parisina, amigo de Ramón Casas y Santiago Rusiñol, uno de los grandes nombres del Modernismo en España.
En el nuevo siglo, el espíritu de ruptura de los ismos del XIX eclosionará en las Vanguardias, epílogos de la Modernidad. La obra de Torres García de 1912 que aquí se muestra es un claro ejemplo de transición. Cinco años después Torres García expone en la galería barcelonesa Dalmáu mientras en la misma ciudad se estrena la ya centenaria Parade creada por Serguéi Diáguilev, Erik Satie, Jean Cocteau y Pablo Picasso y, a la vez, Francis Picabia comenzaba a editar, también en Barcelona, la Revista 391.