La exposición 'El autorretrato y su doble' reúne en el Museo Patio Herreriano de Valladolid cerca de 80 de los 'selfies' de la "fotográfa niñera" Vivian Maier, quien a través de instantáneas vanguardistas y minimalistas de su reflejo buscaba "frenética" dejar un testimonio "irrefutable" de su existencia y conseguir esa identidad que "no tuvo derecho a tener".
Esta muestra, que ha sido presentada este viernes por la concejal de Cultura, Ana Redondo, y la comisaria de la misma, Anne Morin, es un homenaje a "una de las grande mujeres de la fotografía" que se ha convertido en un "icono" y, en la actualidad, se sitúa en el podio de los "emblemáticos" artistas del movimiento Street Photography, junto a Diane Arbus o Robert Frank.
A través de estas 83 fotografías de Maier, realizadas entre 1953 y 1986, se ofrece la "cara más completa" de una figura que pasó su vida "inmersa" en el anonimato y trabajando como niñera en "una vida prestada" hasta que, de forma casual y a título póstumo, se descubrió una obra "desbordante, densa e imponente" de más de 120.000 negativos y películas súper 8 milímetros, como ha explicado Anne Morin en declaraciones recogidas por Europa Press.
Alrededor del 30 por ciento de toda su producción son autorretratos que "invitan" a reflexionar sobre la situación social que vivió la artista estadounidense en casas "ajenas", donde carecía de espacio propio y "no tenía derecho a tener una identidad propia", por lo que, con distintos mecanismos ópticos, captó su silueta en jardines o su reflejo en ventanillas de coches como método para afirmas "aquí estoy".
Así, las piezas que ocupan la sala 2 del Herreriano destacan por el uso de una gran cantidad de fórmulas y una técnica "delicada y minimalista", como ha matizado Morin, elementos con los que Vivian Maier formó una sintaxis visual "que ningún otro fotógrafo del siglo XX podría emplear".
En la sala 1, además, se proyectará un "peculiar" trabajo cinematográfico que la artista realizó alrededor de 1965 y en el que, como en el resto de sus proyectos, se observa que la fotógrafa se "plantaba" frente a la gente que transcurría por las calles de Chicago y filmaba "con los ojos" para, finalmente, hallar la foto.
"Su presencia era nada perceptible, se fundía con la imagen, sabía vestirse con una especie de máscara invisible para meterse en la escena", ha ensalzado Morin, para defender que esa capacidad sólo es propia de "los grandes" del Street Photography.
Los autorretratos de Maier podrán verse hasta el próximo 23 de abril en el Herreriano, el primer espacio que acoge esta exposición que sólo ha pasado por Nueva York y después se trasladará a Italia o Japón, que una vez más hace de "puerta de entrada" a España de grandes proyectos culturales internacionales.