Borja Maestre es profeta en su tierra y también fuera de ella. Este vallisoletano guarda en su mente y, sobre todo en su corazón, el recuerdo de Castronuño, un bello municipio ubicado a unos 60 kilómetros de Valladolid, en el que comenzó a forjar una carrerea como actor que va creciendo con el paso del tiempo.
Amante de su profesión, este amante de los viajes (el último fue por tierras francesas), ha sido nominado al premio al mejor actor de reparto de la televisión por su papel en la serie ‘Amar es para siempre’, dentro de los galardones que concede la Unión de Actores y Actrices.
De esta nominación, de su meteórica carrera a sus 37 años y de muchas cosas más hablamos en esta entrevista:
Pregunta. Cómo se define Borja Maestre, primero como persona y después como actor.
Respuesta. Esta es una pregunta muy difícil de contestar. Me considero una persona muy campechana. Trabajador, sensible y muy implicada con los aspectos que atañen a nuestra sociedad.
P. Digo lo de actor pero usted es músico y maestro…
R. Hice en Valladolid hasta 1º de Grado Medio en el Conservatorio. Estudiaba en Castronuño música y allí tenía una banda que se llamaba Agrupación Musical San Miguel. Tocábamos mucho en las fiestas de los pueblos de alrededor y estuvimos muchos años. Empecé con 12 años a estudiar y hasta los 18 o así. Hice magisterio además en la Complutense de Madrid y lo compaginé con los estudios de arte dramático que los realicé en Corazza.
P. Se formó como actor en el Estudio de Juan Carlos Corazza, como acaba de mencionar. ¿Qué recuerda de esta etapa de su vida?
"Fue un trabajo de mucha introspección, realmente precioso tanto a nivel personal como artístico".
R. Pienso que mi paso por el estudio fue crucial. A la hora de entender mi profesión, en todo lo que nos inculcaban en cuanto a la implicación con el trabajo. A honrar esta profesión. Eso fue, por encima de todo, lo que más recuerdo. Repetiría la experiencia una y mil veces porque la gente que conocí fue muy importante pero también el autoconocimiento que me parecía algo crucial en la escuela. Igual que un músico ha de conocer su instrumento, o un cirujano los materiales con los que trabaja, un actor también. Nuestras armas son voz, cuerpo y emociones. Fue un trabajo de mucha introspección, realmente precioso tanto a nivel personal como artístico.
P. Terminó esos estudios con el montaje ‘Ensayando un Brecht’. ¿De qué trataba y cómo surgió la idea de esta representación?
R. La propuesta fue del propio Juan Carlos Corazza, al que conocí al final. En 4º decidió poner en marcha esa muestra. Creo que se amoldaba bien al número de alumnos también por la diferencia de personajes que había. Fue un montaje muy especial porque era el primero planteado a nivel profesional para mí.
P. A su formación han contribuido profesionales como Catalina Lladó, Consuelo Trujiillo o Arnorld Taraborrelli. Mucho que aprender de ellos…
Mucho que aprender y siempre estaré agradecido por el entusiasmo que mostraban en sus clases, por todos los conocimientos que nos transmitían, también por su saber hacer y por el deseo de ahondar. Nos hicieron implicarnos mucho y me llegó porque es la manera que tengo yo también de entender mi profesión.
Me gustaría apuntar y enfatizar que Consuelo Trujillo es una persona a la que le debo muchísimo. Fue mi profesora en Corazza, se desvinculó del estudio, comenzó a dar clases por libre y yo empecé a dar cursos con ella. Al final hemos compartido escenario y estar con tu maestra es un lujo muy grande por lo que me ha transmitido humanamente, en primer lugar, y también artísticamente.
Imagen cedida por Borja Maestre a NoticiasCyL de Sergio Lardiez.
P. ¿Cuándo comienza a hacer teatro?
R. Una vez que terminé el estudio comencé a hacer teatro. Cuando acabas la escuela te empiezas a enfrentar al mundo real que es algo muy complicado. El primer montaje que recuerdo es con María Isbert que es un icono en España, una comedia. La pieza que fue un auténtico impás en mi carrera fue: ‘Los hijos de las nubes’. Esto fue aproximadamente en 2010-2011. Era un texto sobre el conflicto saharaui. Estoy muy agradecido a Julián y a Lola Blasco, la dramaturga, porque me dieron mi primer papel protagonista.
P. Fue quizás con “Cuando deje de llover” cuando se consolidó como actor teatral. ¿Qué recuerda de ese drama y del personaje de Andrew Price?
"‘Cuando deje de llover’ es el trabajo al que más agradecido estaré de por vida por todo".
R. ‘Cuando deje de llover’ es el trabajo al que más agradecido estaré de por vida por todo. Por la profundidad, por el propio texto, por cómo se desarrollaron los ensayos… Éramos un grupo de 9 actores más Julián Fuentes dirigiéndonos. Creamos una unión muy especial.
Andrew Price era un personaje de mucho peso. Cortito en la trama pero el que sanaba esas cuatro generaciones. Muy luminoso, que en unas condiciones catastróficas decide emprender la búsqueda del reencuentro con su padre, que le abandonó de niño. En dicho reencuentro se conseguía, metafóricamente, que dejase de llover.
P. Fue un éxito en Madrid y en el resto de España. No en vano consiguió tres PREMIOS MAX al “mejor espectáculo de teatro” a “la mejor dirección de escena” y “a la mejor actriz de reparto”. Un premio al trabajo bien hecho…
R. Fue espectacular. Una de las pocas propuestas que el teatro español ha repuesto en los últimos años.
P. El año pasado actuó también en el Teatro Calderón de Valladolid con ‘Escenas de caza’. Un sueño cumplido…
R. Sí. Realmente lo estrenamos allí. El último año estudié en el Instituto Zorrilla porque necesitaba mucho ir al Conservatorio y convencí a mis padres para que me dejaran venir a Valladolid. Ese año recuerdo que nos llevaron a Seminci y cuando entré en el Teatro Calderón me quedé fascinado porque era la primera vez que pisaba un teatro de esa magnitud. Yo ya quería ser actor y siempre he querido actuar en el Calderón. El año pasado estuvimos estrenando la obra aquí. Fue muy bonito. Una obra que está dirigida por Alberto Velasco, que es de La Cistérniga, y acabó siendo una gran experiencia.
P. ¿Con todo este éxito recuerda sus orígenes en la Asociación de Jubilados de Castronuño?
R. Me acuerdo muchísimo porque mi acercamiento al teatro fue con ellos, con gente del pueblo. Castronuño es un pueblo pequeño y nos conocemos todos.
Yo, por aquel entonces, era un poco raro porque no me gustaba jugar al fútbol, que era realmente lo que imperaba, y empecé a hacer teatro con los jubilados de mi pueblo. Fue realmente bonito. Hacíamos sainetes, comedias… Recuerdo hacer papeles con mi prima Laura, que formábamos la pareja joven, lo recuerdo con mucho cariño porque fue algo realmente entrañable.
Imagen cedida por Borja Maestre a NoticiasCyL de Sergio Lardiez.
P. ¿Pasa mucho por Castronuño?
"Para mí, Castronuño lo es todo".
R. Voy menos de lo que me gustaría. Aproximadamente cada dos meses. En verano estoy una semana y en fechas puntuales como en las Fiestas de San Miguel, Navidad, Semana Santa también intento ir.
Para mí, Castronuño lo es todo. Mis padres son de allí, mis cuatro abuelos… Soy autóctono, autóctono. Con mis amigos digo que soy de Castronuño como el que dice que es de Valladolid o Sevilla. La gente se pregunta o sonríe pero mis colegas conocen el amor que tengo hacia mi pueblo. Adoro mi pueblo profundamente y creo que soy lo que soy por haberme criado allí.
P. Es un gran embajador de Castronuño allá por donde va…
R. No sé si seré un gran embajador pero que allí donde voy presumo de ser de Castronuño es cierto.
P. Hablemos de sus apariciones en series como Acacias 38, El Ministerio del Tiempo, o Cuando deje de llover, Amar es para siempre… Le resultará difícil elegir pero, ¿Con cuál se queda?
R. Hoy en día el paso por ‘Amar es para siempre’ es muy significativo porque es un personaje que se ha alargado más y he podido empaparme de él a la hora de comprobar cómo van los rodajes de series diarias.
En contraposición al ‘Ministerio del Tiempo’, que es el trabajo al que más cariño tengo de los realizados en televisión, pero esta es una serie semanal que se toma todo con más cuidado, se utiliza más tiempo de ejecución. Recuerdo además dos capítulos en ‘Los últimos de Filipinas’ en los que había un maestro armero, se hacían muchas pruebas antes de cada toma... esto no pasa con las series diarias que son muy rápidas, a dos tomas máximo, con mucho aprendizaje también y sin fallo. Hay que tener mucha concentración.
P. Heredia (El Ministerio del Tiempo), Andrew Price (Cuando deje de Llover), Manuel (Amar es para siempre). ¿Con qué personaje se queda?
R. A Heredia le tengo mucho cariño también por todo lo que me tuve que trabajar el acento andaluz para ser de Valladolid pero a Andrew Price, con mucho respeto, lo destacaría por encima del resto. Todos los personajes te hacen trabajar aspectos nuevos, quizás que has trabajado menos, y que siempre aportan mucho a nivel artístico y a la hora de seguir creciendo como profesional.
P. ¿Cómo es representar a Manuel, un hombre impedido en ‘Amar es para siempre’?
R. Manuel es un obrero de la construcción. Tiene un accidente, con una negligencia de por medio, y se encuentra con que es el pequeñito que lucha contra los tiburones con todas las de perder. Al final, por amor y por salvaguardar la relación con su pareja, el personaje que representa María Castro, accede a chantajes. Finalmente, viéndose incapacitado físicamente y todo lo que vive por la negligencia laboral, decide quitarse la vida.
P. ¿Cómo recibió esa nominación en la 28ª edición de los Premios Unión de Actores y Actrices?
R. Con mucha sorpresa. No me lo esperaba para nada. Desde que estoy metido en el mundillo he acudido en muchas ocasiones, también cuando nominaron a mis compañeros en ‘Cuando deje de llover’.
P. ¿Quién se lo dijo? Supongo que fue una sorpresa tremenda y un premio al trabajo bien hecho también.
R. Me avisó Fernando desde la Unión, uno de los representantes.
P. Compite con Jesús Castejón de Vis a Vis y Julián Villagrán que trabaja en ‘Arde Madrid’. Duros rivales.
P. Lo de rivales y competir no me gusta. Son premios que damos los propios actores y acabamos siendo compañeros, muchos de ellos a los que admiro. A Julián Villagrán lo adoro, me parece un actor increíble. Jesús Castejón tiene una trayectoria alucinante. Me parece un regalazo por parte de mis compañeros el estar nominado con ellos dos.
P. ¿Qué pasaría si consigue el premio el próximo 11 de marzo?
R. No lo veo muy factible. De conseguirlo, tendría una mención para mis padres, hermanos y para Castronuño. No lo tengo muy decidido porque estoy asimilando la nominación pero algo habrá. Estos premios acaban siendo una fiesta para que nos juntemos los compañeros. Hay un ambiente mucho más relajado que en los Max o en los Goya.
P. ¿En qué proyectos está metido ahora?
R. Ahora estoy con ‘Pijamas’, una comedia que estamos haciendo los Teatros Luchana en Madrid y vamos a ir a los Teatros del Canal en noviembre con ‘Las cosas que sé que son verdad’ de Andrew Bovell y Julián Fuentes. Somos parte del equipo artístico de ‘Cuando deje de llover’. Con muchas ganas de empezar a estudiar y de ver la propuesta. También castings de televisión, etc.
P. ¿Un objetivo de cara a este 2019?
R. Principalmente que no falte trabajo. Que vengan proyectos nuevos que me hagan seguir creciendo a nivel artístico.
Imagen cedida por Borja Maestre a NoticiasCyL de Sergio Lardiez.