En uno de mis artículos titulé a Francisco Martínez, “Paco el de La Criolla”, como el “olímpico criollo”, porque sin esforzarse un mínimo (en hacer deporte), ha logrado estar presente en seis olimpiadas: Atlanta, Sidney, Atenas, Pekín, Londres y Río de Janeiro…de cocinero. Casi nada.
Pero Paco, viajero empedernido, nunca olvidó la tierra que lo vio nacer, y cada año por las fiestas ofrece a sus paisanos una comida. Ayer lunes volvió a su Peñaflor de Hornija natal para recibir de sus vecinos un reconocimiento con nombre de calle.
Todo un honor para este peñaflorino que ayer se le saltaban las lágrimas por tantos y tan buenos motivos. Martínez estuvo acompañado por su familia en todo momento, además del alcalde Juan Antonio Gutiérrez, los alcaldes de Rioseco y la Mudarra, David Esteban y Víctor González, respectivamente y un buen número de vecinos y amigos del homenajeado.
Tras el protocolo de la inauguración, la comitiva se dirigió a la fachada de la calle donde nació Paco y allí se descubrió la placa. El alcalde dijo de él: “no sólo los méritos de Paco, que son muchos, sino llevar Peñaflor de Hornija por el mundo y en su corazón”.
Paco, emocionado, recordó a sus padres, Pablo y Hortensia y a su hermano Antoñino, ya fallecidos, cuando sus progenitores regentaron “La Taberna del Pinto” en los años 50. Y antes sus abuelos llevaron la posada del pueblo.
“Igual que yo presumo de defender a Peñaflor, haré todo lo posible para que mis hijos presuman con orgullo de esta tierra”, finalizó el cocinero visiblemente emocionado.