El 3 de noviembre el Real Valladolid le endosó un claro 3-0 al Mallorca en una soleada mañana en el estadio José Zorrilla. Ha pasado más de un mes desde entonces y cuatro partidos después el Pucela no ha vuelto a marcar.
Ante el Sevilla derrota por 0-1 y frente a la Real Sociedad, este domingo, empate a cero; esos son los dos últimos encuentros que la afición blanquivioleta se ha podido llevar a la vista. Pocas alegrías, demasiada contención y ocasiones de gol que se cuentan entre suspiros.
Además, los graderíos de Zorrilla bien merecen una reforma, especialmente para todos aquellos que ocupan los fondos y las primeras filas de la tribuna, donde la lluvia persistente de días como el de hoy hacen que ver el partido sea un reto entre nubes de paraguas y capuchas caídas de capas y chubasqueros.
No faltaron a la cita varios cientos de aficionados visitantes ni tampoco la grada de animación local entre los más de 18.000 espectadores que desafiaron a la tarde desapacible en busca de una alegría y se volvieron a casa con una buena chupa de agua y el conformismo con el empate.