Con mis amigos los industriales no hay quien pare (Tasio, Félix y Javi). Son conocedores de un sinfín de establecimientos hosteleros, a cada uno mejor, y cada vez que suena el móvil me temo que hay encuentro gastronómico, además de buscar la revancha musistica…
Y eso ocurrió ayer en el Polígono de San Cristóbal, uno de los más grandes de España, donde puedes encontrar menús de excelente calidad por 10-12 euros. Me habían hablado de “La Despensa”, pero no había tenido ocasión de conocerlo. Y al entrar hubo sorpresa agradable.
El establecimiento está ubicado en el edificio del importante grupo de distribución Discalesa. Buen aparcamiento, buena zona para llegar, amplitud del local, buena decoración y excelente servicio.
Algunos adornos navideños decoran el coqueto espacio que, nada más atravesar la puerta, en un lateral, se muestra una amplia exposición de botellas de vino de conocidas marcas. Suponemos que son productos de la distribuidora.
Tasio y un servidor nos adelantamos a Félix y Javi que, como viene siendo habitual, volvieron a demorarse sobre la hora concertada. Ya es norma, pero a la gente currante y amigos como ellos hay que dispensarles.
Una vez traspasado el zaguán y nada más llegar a la barra llegó la sorpresa en forma de mujer. Era Alazne Hidalgo, responsable del negocio desde hace casi tres años que cogió las riendas del mismo. El ir y venir de clientes, doblando mesas del comedor, denotó que el negocio le va viento en popa.
Alazne Hidalgo conoce bien el oficio, no en vano estuvo casada con un veterano de la hostelería vallisoletana como Cristóbal Berzosa. Ambos lucharon denodadamente en el “Yugo de Castilla” durante años, hasta situarlo en uno de los establecimientos emblemáticos de Castilla y León. Pero ya es historia.
Ahora, esta mujer pizpireta, agradable, servicial y profesional, se bate el cobre cada día junto a un grupo de empleadas muy dispuestas, -sólo mujeres- salvo en la cocina donde el dominicano Francisco Hernández domina el universo culinario.
Alazne nos reservó mesa y nos ofreció un amplio menú donde pudimos elegir entre cuatro primeros, cuatro segundos y cuatro postres al precio de 12 euros, incluido bebida y café.
Ya nos indicó la amable Alazne que sólo había una ración de alubias pintas con chorizo y oreja. Pero Javi, siempre dicharachero, pidió alubias para todos, causando asombro en Alazne y risas entre nosotros.
Al final, las exquisitas alubias fueron para mi amigo Félix, el carnicero de Mojados, que las devoró en un santiamén. Javi pidió una fideuá negra con sepia, mientras que Tasio y un servidor optamos por una ensalada de gambas y gulas al ajillo. Suficientes los primeros platos de los que no quedó ni rastro.
De segundos tomamos unos chipirones a la plancha con fondo de ajo y aceite, acompañados de ensalada, salvo Tasio que prefirió dos huevos fritos con picadillo. Eso sí, antes preguntó si eran de su amigo “El huevero”. Entre empresarios funciona el corporativismo…
No sé cómo estaban los huevos que le sirvieron a Tasio, pero observando con la pasión que ponía en el empeño debieron saberle a gloria bendita. Los chipirones resultaron de un sabor intenso y revelaban frescura.
Rematamos con arroz con leche, yogur con chía, piña al natural y una mandarina. Cafés y a echar el mus al Argales 2. Ah, tinto con Casera para nosotros tres, -se van acostumbrando a mi perversión vinícola- y Javi, fiel a su inveterada costumbre, bebió su agua mineral con gas.
En esta ocasión, y después de pegar la gorra por tres veces, aproveché para ir al baño y pedirle la cuenta a Alazne. Las buenas composturas hay que mantenerlas. Alazne nos invitó a los vinos que habíamos tomado Tasio y yo.
Y al mus al Argales 2, donde mi amigo César Lomas estaba rematando un tute con su cuadrilla habitual. Y justo encima de Lomas un enorme cartel a todo color anunciando la venta de camisetas solidarias bajo el nombre de “Bomberos con el Sáhara”. Admán, su espigado hijo saharaui, sonreía plenamente cuando nos vio hacer las fotos.
Otro triunfo apoteósico celebramos mi amigo Félix y un servidor ante Tasio y Javi tras ganar por cinco-cuatro, después de superar un tres-cero. No haré leña del árbol caído, pero la próxima vez les pediremos el carné. O les obligaremos a que vayan a nuestras clases particulares. Ja,ja,ja.
Ya lo había advertido Félix: “Santos, les podemos dar tres juegos”…
P.D. Javi tuvo el detalle -tras promesa hecha- de obsequiarme con una pandereta de sus sardinas ahumadas “Delamar”. Deliciosas, oiga. Ya lo dice el refrán: “Qué buenas están las sardinas delamar…si son regalás”. Je,je,je.