El Arzobispado de Valladolid abordará "de forma conjunta" con Ayuntamiento y Diputación las situaciones de soledad con el objetivo atender la incomunicación y desamparo que padecen.
"Con solo echar un vistazo a los datos de la soledad nos damos cuenta de que tiene las dimensiones de una auténtica epidemia", han advertido los obispos españoles con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo. En la diócesis de Valladolid se celebra mañana, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, precisamente bajo el lema 'Acompañar en la soledad', con una eucaristía presidida por don Luis Argüello, obispo auxiliar, en la residencia de Marta y María, a las 17.30 horas.
A los "fríos" números del Instituto Nacional de Estadística sobre envejecimiento y soledad (cerca de 60.000 personas viven solas en Valladolid y, de ellas, casi 24.000 superan los 65 años), y a las "dolorosas" noticias que salpican los medios de comunicación acerca de ancianos hallados muertos en sus domicilios días después de los decesos, se suman otras "soledades" como las de los enfermos en hospitales y residencias, las de las familias con miembros con una dolencia mental grave o las de los indigentes, entre otras muchas, señala el Arzobispado en un comunicado remitido a Europa Press.
La soledad, que en los países occidentales constituye una de las principales causas de exclusión social, es desde hace tiempo una de las primordiales preocupaciones del Arzobispado de Valladolid y de su arzobispo, don Ricardo Blázquez. De hecho, 'Abordar y acompañar las situaciones de soledad en su dimensión personal, ambiental e institucional' es uno de los acentos del plan pastoral del presente curso y está siendo el hilo conductor del trabajo de las entidades diocesanas para el Servicio de un Desarrollo Humano Integral.
Este sector, integrado por Cáritas Diocesana, Confer, Justicia y Solidaridad, Justicia y Paz, Manos Unidas, Pastoral de la Salud, Pastoral de Migraciones, Pastoral Obrera y Medios de Comunicación, inició desde los primeros compases de septiembre un proceso de trabajo conjunto sobre este tipo de realidades de aislamiento y abandono que se ha traducido ya en reuniones entre entidades de la Iglesia que trabajan con personas mayores o en situación de enfermedad o exclusión y en contactos con instituciones públicas que desarrollan programas específicos para mayores o enfermos.
"El objetivo es complementar lo que las administraciones locales ya hacen, que en el caso de Valladolid es mucho, y que la comunidad cristiana también tome conciencia de la envergadura del problema", explica el delegado de Cáritas y coordinador del grupo, Luis Miguel Rojo, quien añade que la idea brota de los obispos. "Nosotros, como equipo, lo que queremos es animar el proceso. Ahora estamos en una fase de campo, de acercamiento y análisis de las distintas realidades, para poder 'ver, juzgar y actuar'", ha continuado.
En esta etapa de observación proactiva se incluyen las dos entrevistas que el equipo ha mantenido ya con las instituciones locales. El 22 de enero con la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento, Rafaela Romero, y el director del área, Félix Moro, y el 27 del mismo mes, con el diputado de Servicios Sociales e Igualdad de Oportunidades, David Esteban, y la jefa del servicio provincial, Rosa Hernández.
En ambos casos, Luis Miguel Rojo aprovechó el encuentro para informar de la labor que ya viene realizando la Diócesis y para abrir el abanico de posibilidades de trabajo conjunto.
Las partes acordaron una colaboración "necesaria" entre instituciones para, con la aportación de todas, atender esas situaciones de incomunicación y desamparo y vieron asimismo la oportunidad de celebrar a corto plazo un acto público conjunto que ayude a tomar conciencia sobre el problema de la soledad no deseada y el aislamiento social.
Cuatro líneas
Desde hace ya tiempo, la Diócesis de Valladolid afronta el problema de la soledad de las personas mayores, fundamentalmente con cuatro líneas de actuación. El programa de Cáritas Envejecemos en Común, la labor que desarrollan los voluntarios de Pastoral de la Salud y los del movimiento Vida Ascendente, y el trabajo de los sacerdotes y de las parroquias como comunidad de referencia de muchos ancianos en la capital y en la provincia.
Vida Ascendente (movimiento de apostolado seglar de jubilados y mayores) cuenta en Valladolid con 440 socios que tienen entre sus fines el acompañamiento y el fomento de relaciones de ayuda mutua, de mayor a mayor. "Si te sientes solo y con necesidad de ser escuchado y compartir tus ilusiones y problemas con otras personas recién jubiladas o mayores", este es tu sitio, aseguran. Y el servicio que presta Pastoral de la Salud es posible gracias a los cerca de dos centenares de voluntarios que, con la intermediación de 36 parroquias, se encargan de visitar y acompañar en sus casas o en las residencias a enfermos y mayores.
Por su parte, el programa 'Envejecemos en común' de Cáritas Diocesana (financiado por el Gobierno regional a través de la asignación tributaria del IRPF) se dirige a personas mayores solas, en las diferentes manifestaciones de la soledad.
El pasado año 42 voluntarios acompañaron a 303 personas en quince proyectos distintos que se implementaron en capital y provincia para, fundamentalmente, prestar una atención individual tanto en domicilios como en centros asistenciales; desarrollar talleres de entrenamiento y estimulación cognitiva; educar para un envejecimiento saludable y fomentar actividades socioculturales e intergeneracionales.
"El objetivo esencial es evitar el aislamiento y la exclusión social de personas mayores mediante la generación de redes sociales, la participación y el voluntariado que, también en este caso, está compuesto fundamentalmente por personas mayores que acompañan a otros mayores", añade el comunicado.
Además de estas propuestas, de las distintas acciones que se están desarrollando ya en las parroquias, y del propósito inmediato de trasladar la iniciativa a los nueve arciprestazgos, el grupo diocesano celebrará en las próximas semanas el primer Curso Monográfico Acompañar en la Soledad, que se desarrollará en el Centro Diocesano de Espiritualidad de la capital, los martes 18, 25 de febrero y 3 de marzo, de 17.30 a 19 horas.