El pasado sábado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba que a partir del día 27 de abril los más pequeños podrán salir a la calle, con unas especificaciones que podríamos conocer a lo largo del día de hoy y con muchas precauciones para evitar que los datos, que están dando una tregua en los últimos días con un menor número de fallecidos, repunten.
Charlamos con Jessica Velardo Tierno, residente de Psicología Clínica en el Hospital Río Hortega de Valladolid que nos cuenta cómo ve la medida y los beneficios que puede aportar la misma a la salud mental de los más pequeños de la casa.
Pregunta. El Gobierno anunció el sábado ese “fin del confinamiento” para los niños menores de 12 años desde el 27 de abril. ¿Cómo ve la medida?
Habrá familias para las que esto generará un impacto positivo importante
Respuesta. Es una medida que muchos estaban esperando. Lo que no tengo claro es si la esperaban más los niños o los adultos. Para la población en general esta medida parece indicar que las cosas avanzan, que hay cambios, y eso puede suponer un respiro. Habrá familias para las que esto generará un impacto positivo importante, sobre todo aquellas en las que existen conflictos entre los miembros, con situaciones socioeconómicas difíciles o que tienen que convivir en espacios reducidos. En los niños, el aumento de la actividad física, el cambio de contexto, y el acercamiento progresivo a una situación “normalizada” puede aportar beneficios notables para ellos.
P. Es una medida que se venía barruntando en la última semana y que muchos profesionales reclamaban para que se hubiera aplicado antes. ¿Cómo lo ve usted?
R. Creo que para poder tomar una decisión de esa envergadura hay que atender a multitud de aspectos. Me parece que en estos momentos la prudencia es esencial, siendo esta prudencia una necesidad que los niños parecen haber comprendido, a veces incluso más que los adultos. Cuando les pregunto “si tienen ganas de salir de casa” responden afirmando, pero también verbalizan “no llevarlo mal” y entender por qué han de quedarse. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en los niños que disponen de espacios para poder realizar actividad física en sus hogares se percibe un mejor afrontamiento, aunque no se puede generalizar.
Los padres, por su parte, son los que hablan más de sensación de “encierro y agobio”, pero aun con esto, su angustia se suele localizar en otros aspectos, como las cuestiones laborales o la situación escolar por la que están atravesando sus hijos. La incertidumbre ante la falta de respuestas parece generar más angustia que la certeza de tener que quedarse en casa.
P. ¿Cómo afecta el confinamiento a un pequeño de menos de 12 años?
Los mayores problemas suelen aparecer donde había ya elementos de vulnerabilidad importantes: familias separadas, custodias alternas, conflictos entre los miembros…
R. Para sorpresa de muchos, tanto profesionales como padres, en general la respuesta de los niños está siendo ejemplar. En parte por su mayor capacidad de adaptación y creatividad, pero también por las “pequeñas” ganancias que conlleva quedarse en casa junto a sus seres queridos y pasar más tiempo con ellos. Sí es notable que a medida que avanzan las semanas comienzan a aparecer con más frecuencia síntomas como las alteraciones del sueño, una mayor irritabilidad o alteraciones emocionales, siendo esta una respuesta general en la población y no únicamente circunscrita a los niños. Las semanas van pesando y se nota. Los mayores problemas suelen aparecer donde había ya elementos de vulnerabilidad importantes: familias separadas, custodias alternas, conflictos entre los miembros…
P. ¿Pueden sufrir más los pequeños de una determinada franja de edad? ¿Quizás los más pequeños?
R. He podido percibir diferencias en cuanto a las manifestaciones del sufrimiento, pero no podría dar respuesta sobre quién sufre más. Los adolescentes en general demandan más contacto social y encuentro con los iguales. Los niños piden ir al parque y más actividad física o de ocio compartida con los padres o hermanos. ¿Quizás por ello la medida sea hasta los 12 años? Hay preguntas en torno a si un adolescente saldría a hacer deporte o dar un paseo, o si el permitirles salir conllevaría un aumento en la demanda de contacto social y por tanto mayor angustia ante esta imposibilidad. Un joven de 14 años me decía el otro día: “para no poder estar con un amigo, me quedo en casa”. Sería interesante contrastar la respuesta con lo ocurrido en otros países, en los cuales la medida ha incluido también a este sector de la población, en ocasiones un poco olvidado.
También da la impresión de que a mayor edad, y sobre todo en población adolescente, parece existir una mayor variabilidad en cuanto al modo de afrontamiento y el sufrimiento asociado a esta situación. Hay para quienes no salir de casa supone un alejamiento de actividades sociales y de ocio y por lo tanto una pérdida importante y una angustia más elevada. Sin embargo, para algunos, la situación de aislamiento incluso supone un alivio, niños o adolescentes con dificultades para hacer frente a situaciones sociales o con dificultades de aprendizaje que se ven ahora más alejados del conflicto. En algunos casos aprovechando el confinamiento como forma de evitación ante situaciones que les generan angustia, algo a lo que tendremos que prestar atención por las posibles repercusiones cara al desconfinamiento.
P. Los pequeños tienen la ventaja de que se saben adaptar quizás mejor que los mayores a las nuevas circunstancias…
Si algo me ha enseñado mi trabajo con niños es que no dejan de sorprendernos, y también lo hacen en situaciones extremas…
R. Si algo me ha enseñado mi trabajo con niños es que no dejan de sorprendernos, y también lo hacen en situaciones extremas… como por ejemplo ante enfermedades, duelos y ¿por qué no?, en pandemias. A menudo nos asombran por su forma de asumir ciertas situaciones complicadas. Hablando sobre este asunto con un compañero, al que tengo un gran aprecio, me decía: “Los niños son capaces de incorporar lo extraordinario”. Parece ser que cuanto más nos educamos más entramos en la civilización y en consecuencia menos capacidad de adaptación, menos creatividad y menos facilidad para inventar. Ahora lo que nos toca es inventar para poder asumir la angustia que genera esta situación que, en mayor o menor medida, nos tiene a todos con las manos en corto pero no atadas.
P. Pero a la larga, ¿Pasará factura este confinamiento para los pequeños?
R. Las consecuencias son muy difíciles de predecir, también existen muchos factores en juego y, al fin y al cabo, en esta situación más que nunca hay que atender al caso por caso. La respuesta que están teniendo los padres a la hora de facilitar el afrontamiento de los niños, y en general la de la población, que se ha solidarizado ante lo adverso de la situación, ayudará a que los efectos psicológicos sean menores. A los profesionales nos tocará asumir la incertidumbre y seguir aprendiendo de los niños para ir adaptándonos e inventando conforme vayan pasando los días.
P. ¿Qué secuelas psicológicas puede dejar en el futuro el confinamiento al pequeño o la pequeña?
R. Como venía comentando, los niños tienen una gran capacidad de adaptación, por lo que es bastante probable que las consecuencias sean leves en la mayoría de los casos. Lo que estamos observando ahora son sobretodo dificultades de sueño, cierto estrés y algunas regresiones a etapas previas del desarrollo, pero suponemos que a medida que vaya pasando el tiempo se volverá a la normalidad sin mayores secuelas.
El confinamiento resulta más perjudicial en niños con patologías o sintomatología previas
El confinamiento resulta más perjudicial en niños con patologías o sintomatología previas. La expresión de esta sintomatología aparece en formas más notables, sobre todo de carácter comportamental. Además, en algunos casos el progreso que se estaba obteniendo con las terapias se ha visto enlentecido.
También, en relación a lo comentado anteriormente, en algunos niños el confinamiento ha permitido un alivio sintomático al distanciarse del objeto de angustia, como puede ser el caso de niños con dificultades sociales o problemas de aprendizaje, lo que a la larga podría traer repercusiones importantes y una readaptación más complicada.
P. ¿Qué actividades aconseja para llevar a cabo en casa con los pequeños para minimizar estas posibles secuelas?
R. Como primera “actividad” esencial yo situaría siempre el uso del lenguaje, la comunicación. Hacerles conocedores de la situación por la que todos estamos pasando pero siempre utilizando palabras acordes a su edad, para que puedan comprender y responder. Darles a entender que es una situación extraordinaria con medidas extraordinarias. Preguntarles incluso de qué manera les gustaría ayudar, ya sea con dibujos, cartas, videollamadas a sus familiares, haciendo la cena o enseñando a los hermanos más pequeños a bailar… proporcionándoles así un papel protagonista. El hacerles partícipes les llevará a sentir que la decisión de quedarse en casa viene de su “querer ayudar al otro”. Y esto también puede ser de utilidad de cara al día 27 de abril, cuando comiencen a salir a las calles. Cuánta más información se les haya aportado y más concienciados estén, mejor podrán hacer frente a la necesidad de distanciamiento social con otros niños o la imposibilidad de acudir a los parques si este es el caso. Que puedan comprender que esta es la manera de seguir luchando contra el coronavirus y su labor también como héroes.
Por último, resaltar la importancia y el papel esencial desempeñado por los adultos que acompañan a estos niños. Por un lado, el papel de los padres, sobre todo el de aquellos con hijos más inquietos o hijos con patologías más graves, en donde el esfuerzo y el desgaste emocional pueden presentarse con mayor intensidad. Y por supuesto, resaltar la respuesta docente ante la imposibilidad de clases presenciales. Gracias a esto los niños han seguido teniendo contacto tanto con lo académico como con sus compañeros y otras figuras de referencia importantes.
Por lo demás, guías hay muchas y de bastante utilidad en diferentes plataformas de acceso público, pero al final la receta la tiene cada familia.
P. ¿Cómo ve el futuro en relación al coronavirus y los efectos que este va a causar en los pequeños?
R. He de suponer que la mayoría conseguirá adaptarse como nos han demostrado en infinidad de ocasiones. Lo que doy por seguro es que muchos niños no querrán que esto se olvide o pase en balde. En el cortometraje ganador del concurso 'ConfinAcción Fest', con el título: 'Los días que pasan', el niño que lo protagoniza termina su relato concluyendo: “¿Pero papá, cuando volvamos a salir a la calle, no vamos a hacer más películas?”. Creo que es importante atender a este mensaje. Los niños están aprendiendo a valorar, a inventar nuevas cosas, a cuidar de los demás, a disfrutar de sus padres y tener encuentros diferentes con ellos. A ser valientes y a permitirse tener miedo. ¿Aprenderemos también nosotros?