Los comerciantes del centro de Valladolid están muy indignados. Si ya era complicada la situación actual que están atravesando por la pandemia, los últimos proyectos del Ayuntamiento de Valladolid no han hecho más que perjudicarles y lastrar aún más las ventas.
Los atascos que se generan en el centro por la puesta en marcha del plan de movilidad se lo ponen muy difícil. “No hay cliente que no se queje y que te diga que no vuelve porque no pueden perder una mañana entera para comprar unos zapatos. Que lo sienten, pero que lo comprarán online o donde sea porque es imposible bajar al centro, aparcar y llegar”, comenta Jaime Curiel, presidente de la Asociación de Comerciantes de la calle Regalado de Valladolid. Ante tal situación, se está estudiando una posible demanda para tirar para atrás este plan de movilidad. Curiel prevé que tras el inicio del curso escolar sea peor aún, tardando una hora desde Poniente hasta José María Lacort.
Este descontento del comercio ante los atascos se hace extensible también a otro proyecto polémico del Ayuntamiento: las pinturas de las calles peatonales del centro. Se ideó como una explosión de color en el asfalto para fomentar el turismo y las ventas, pero se arruinó en cuestión de semanas dejando un aspecto desagradable en estas calles donde se apreciaba aún más la suciedad por el tránsito de vehículos de reparto y viandantes.
Explica Curiel que las pinturas actuales nada tienen que ver con lo que se les presentó inicialmente desde el consistorio hace más de dos años. Primeramente, dijeron a los comerciantes que se realizarían unos dibujos artísticos con efectos ópticos, un proyecto muy espectacular, luego se advirtió de que optaría por baldosas porque se podrían estropear con el tráfico. Una idea con la que estaban conformes, pues la intención es que la calle pareciese realmente peatonal. Con las elecciones se retrasó todo, quedó en el olvido y volvieron a preguntar. En la última reunión que tuvieron comerciantes y ayuntamiento se les informó de que finalmente serían unos dibujos de la Escuela de Diseño, pintados por los colegios del centro de Valladolid y repuestos cada dos años. Una propuesta divertida que convenció a los comerciantes ya que, pensaron, atraería a las familias para ver pintar a sus hijos. Tras la cuarentena, recibieron un jueves la llamada del Ayuntamiento para avisarles de que el lunes empezarían a pintar los dibujos actuales “sin preguntar a nadie del comercio ni vecinos”. Curiel asegura que les mostraron un plano donde no se apreciaba bien el proyecto, “nos daba miedo en la foto y ahora todavía es peor”, recuerda el presidente de los comerciantes de Regalado.
A partir de ahí comenzaron unas obras que, en principio iban a ser de cinco días pero se alargaron a quince, “con el correspondiente daño y con caída de ventas de hasta el 75%, porque se equivocaron de color dos veces”, lamenta. La calle Regalado con el colorido original, asegura, soló duro una mañana porque, en su opinión, “el problema es que no se ha estudiado el material de las pinturas”. Un proyecto desilusionante para comerciantes y también vecinos que pasean por estas calles, concluye Curiel, “mirando al suelo y quejándose de que son una guarrería”.