El Día Europeo del Enoturismo se celebra desde el año 2009 como iniciativa de la Asociación de Ciudades del Vino con una particularidad en este complejo año por la pandemia de COVID19, que ya no solo se celebra en Europa, sino en todo el mundo. Por eso, Rueda no podía quedar al margen y también, en esta celebración, ensalza aún más el vino, pero también todo lo que conlleva en la amplia oferta de turismo del municipio vinatero.

Desde la Oficina Municipal de Turismo ponen de manifiesto la labor que hay detrás de todas las personas que se dedican a esta ensalzada profesión agrícola del vino que, en estos tiempos, también conlleva una importante faceta turística, el enoturismo. En este sentido, ha sido la creación de la Ruta Ecuestre, Senderista y Cicloturista de la Ruta del Vino de Rueda (IE-050 – PRC-VA 34) siendo el primer itinerario homologado que une estas tres disciplinas deportivas al mundo del vino en España. Con un recorrido de 40 kilómetros, esta Ruta conecta a tres pueblos vinícolas por excelencia incluyendo a su paso numerosos e interesantes atractivos turísticos: Medina del Campo, Rueda y La Seca. Además de estas, también existen otras rutas homologadas en el territorio.

El Ayuntamiento de Rueda, en concreto, se sumó a esta iniciativa turística europea –siguiendo los protocolos COVID con un grupo de seis personas, mascarilla, distanciamiento durante el recorrido y lavado continuo de manos- con la organización de una ruta turística para conocer su rico patrimonio arquitectónico. La técnico de la Oficina de Turismo de Rueda, María Girón, que fue la encargada de realizar de guía, asegura que “Rueda ensalza aún más el vino, la bodega y todas las personas que hay detrás de la elaboración de este maravilloso vino, con el Día Europeo del Enoturismo y, de paso, promocionar si cabe más la zona vitivinícola de Rueda, con la DO más antigua de Castilla y León”.

Así, de camino con María Girón se realizó una visita guiada por el casco histórico de Rueda visitando el interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción e iglesia parroquial y de las ermitas de San José y del Cristo de las Batallas, cuyos interiores no suele ver el visitante porque no están siempre abiertas al público. Además, durante el paseo, en una mañana típica de otoño, también se pudieron contemplar las casonas nobiliarias de las que presume Rueda, como son los edificios de la Estación Enológica y de la Denominación de Origen Rueda. Por ello, apuntó Girón que “Rueda no son sólo los vinos, sino que tiene otra vertiente para visitar, el patrimonio”.

 Rueda es un racimo de posibilidades



Rueda es claramente vino, pero también, como indica su lema turístico, tiene todo un racimo de posibilidades turísticas y culturales. Como los recursos naturales con senderos homologados para realizar a pie, caballo o bicicleta. Rueda es también patrimonio, sin olvidar que este municipio está declarado Conjunto Monumental Histórico Artístico, y la iglesia de la Asunción ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural con Categoría de Monumento. Todo ello hace de Rueda un municipio “muy completo para visitar junto a sus bodegas, con más de 20, y poder realizar una jornada muy completa”, asegura María Girón. A este respecto, recordar que muchas de las bodegas son visitables durante el fin de semana, y tienen algún descuento especial en sus visitas, para lo que hay que ponerse en contacto con las mismas.

Quien visite Rueda en estas fechas también tiene posibilidad de visitar una interesante muestra de exposiciones. En estos momentos existe una relacionada con la vendimia del año pasado, y en breve comenzará otra de pintura y de dibujos, que estará abierta hasta el 13 de diciembre.

En la situación actual de pandemia, Rueda intenta promocionar sus recursos patrimoniales y culturales y el turismo de naturaleza, porque al final “las familias es lo que abusca ahora, el poder salir con los niños al campo, porque todavía el otoño deja esa posibilidad de poder disfrutar de la naturaleza y Rueda. La visita guiada no tiene peligro, por así decirlo, en cuanto a contagios. Apostar por los recursos de que se dispone y potenciar esas cosas que, a lo mejor, se hacen menos en condiciones normales”.

Una visita corta pero interesante



La visita se inicia en la Oficina de Turismo, donde se pueden apreciar distintos elementos y motivos de la vendimia. Desde allí, el grupo avanza hasta la Ermita del Cristo de las Batallas, también llamada del Humilladero, por la cruz de humilladero que se encuentra a la entrada, y conocida popularmente como ‘ La Cuba’, pues cuentan que se construyó gracias al dinero recaudado con la venta de mosto que los habitantes de Rueda vertían en una cuba, explica María Girón, que hace de guía.



Construcción barroca que ha sido estudiada por diferentes autores al tratarse de uno de los humilladeros de mayores dimensiones de la provincia y por su excepcional planta octogonal a la que se le añadió un camarín de planta cuadrada. Se construyó en 1726, aunque la cruz de humilladero data de 1591, apuntando la posibilidad de que hubiera una ermita anterior. Hacemos mención también al retablo mayor de un solo cuerpo, rematado en un ático semicircular con un Cristo crucificado con la advocación ‘de las batallas’, del s.XVII.

Sigue el recorrido hasta la Estación Enológica de Castilla y León, una casa palacio de ladrillo y piedra con portada y balcón de sillería en el centro de la fachada coronado por un escudo con las armas de la familia Bayón. Esta Estación Enológica, organismo oficial de la Junta de Castilla y león, tiene como función esencial el análisis de la calidad de los vinos y emisión de documentación y certificados para que los vinos de las once Denominaciones de Origen de toda Castilla y León puedan ser exportados a otros países, además de dedicarse a la investigación y experimentación.

A unos cuantos metros se encuentra ubicado el Ayuntamiento de Rueda, un edificio que fue reedificado en 1883, del cual lo único que conserva original es su fachada donde destaca el escudo real con las armas de Felipe II en su remate. De por medio quedan numerosas casonas y palacetes, de gran belleza, con escudos nobiliarios en sus fachadas, testimonio del esplendor que tuvo Rueda, y su auge económico, sobre todo en el siglo XVIII, gracias también a su vinos. Edificios de interés arquitectónico tanto por la típica construcción de adobe y barro como por sus forjas.

GALERÍA DE IMÁGENES DE LA VISITA

De pronto, sobresaliendo sobre todo el panel de fachadas de la calle Santísimo Cristo de las Batallas, y frente a la nueva Plaza Mayor, se levanta la imponente construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una joya arquitectónica del barroco declarada Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento en el año 2013. “Se trata de nuestro edificio más importante y grandioso”, asegura, María Girón, la técnico de Turismo de Rueda. Construida en el siglo XVIII (1738-1747) fue trazada por Manuel Serrano sobre la anterior iglesia de estilo renacentista al quedarse pequeña debido al aumento de la población. Solo se conserva de la anterior la torre del campanario y una capilla adyacente. En la misma destacan el retablo mayor, de color oro, obra del escultor vallisoletano Pedro de Sierra, con un cuerpo principal formado por cuatro gigantescas columnas dóricas orladas con cabezas de ángeles, típico del barroco. Además, también merece destacar los retablos de las naves laterales, el órgano desde donde se tiene una perspectiva espectacular de la nave central, la sacristía decorada con ornatos barrocos, un tríptico del siglo XVI, un facistol que estuvo expuesto en una edición de La Edades del Hombre y la custodia.

Ascendemos por una calle en pronunciada pendiente que conduce a lo más alto de la villa, donde se encuentra la ermita de San José. Un recoleto templo de planta cuadrada y una cubierta de madera con muros de ladrillo. Fue reparada en 1794 y desde ella podemos deleitarnos con una bella imagen panorámica de la localidad. En su interior se conserva una pareja de retablos neoclásicos, en uno de los cuales hay un lienzo de Cristo con la cruz a cuestas del siglo XVIII, y otro de la misma época en el presbitero.

El  puente de Zofraga sobre el río Zapardiel y la Casa de la Cultura son otros dos lugares para no perderse. Además, como distinción a la valiosa cultura y tradición vinícola, en el año 1977 se reconoce la Denominación de Origen Rueda aprobándose en 1980, siendo la más antigua de la Comunidad y estableciéndose la sede del Consejo Regulador D.O. Rueda en el pueblo, instalado en un edificio de piedra y ladrillo con soportales de arquería de ladrillo sobre pilares de piedra en su planta inferior y en la superior balconadas adinteladas con pilastras. El Consejo Regulador tiene por misión principal la de controlar y velar por el respeto de las normas que recoge el Reglamento de la D.O. Rueda al que se someten los viticultores y bodegas acogidas, tanto en las fases de cultivo y vendimia, como en las de elaboración, crianza y contraetiquetado de los vinos.

A las puertas de la sede del Consejo Regulador damos por finalizado este pequeño, pero intenso viaje a Rueda, no sin antes acercarnos a una de las innumerables tiendas abiertas donde se pueden adquirir productos tradicionales, pero sobre todo vino del bueno, blanco de Rueda, del que hacemos acopio para venideros días y quién sabe si no para paladear con guisos durante un posible confinamiento. El viajero deja atrás Rueda por la carretera de Medina del Campo, no sin antes barruntar que volverá para indagar de aquel famoso incendio a  las 12 de la mañana de un caluroso 3 de agosto de 1896, del que algunas mujeres del grupo de visitantes no hacían más que mencionar, y por el cual surgió el Barrio Nuevo, como también poder realizar esa estupenda Ruta del Vino de Rueda.