La contaminación del aire en Valladolid cayó un 36 por ciento hasta octubre, pero ha repuntado en otoño, según el informe de Ecologistas en Acción 'Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España'.

Así, los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en Valladolid cayeron un 50 por ciento durante el primer estado de alarma respecto a los valores medios de la década anterior. Este descenso se redujo al 28 en verano y al 24 durante otoño (septiembre y octubre).

El informe, elaborado a partir de mediciones oficiales en 26 ciudades, entre ellas Valladolid, concluye que la reducción drástica del tráfico ha provocado "una mejora sin precedentes" de la calidad del aire en las ciudades, pero advierte de que estas mejoras se están revirtiendo con la "nueva normalidad", según ha apuntado la organización ecologista a través de un comunicado remitido a Europa Press.

El informe analiza los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) recogidos en 129 estaciones de medición, repartidas entre las 26 principales ciudades del Estado español (todas las mayores de 150.000 habitantes con más de una estación), entre marzo y octubre de 2020 y de los diez años anteriores. Muestra, por tanto, el efecto del confinamiento en la calidad del aire urbano, y la evolución de esta a lo largo de las diferentes fases de la desescalada y la "nueva normalidad".

De acuerdo con esto, los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en el conjunto de las ciudades estudiadas son un 38 por ciento inferiores en los ocho meses que van de marzo a octubre de 2020 que en la media de los meses equivalentes en la década anterior (2010 a 2019).

En el caso de Valladolid, el descenso de los niveles de contaminación es del 36 por ciento de media entre sus siete estaciones de medición, siendo la reducción del NO2 del 35 por ciento en la estación de tráfico del Paseo de Arco de Ladrillo, que en nuestra ciudad es la que habitualmente alcanza niveles más elevados de este contaminante.

Tras la declaración del primer estado de alarma, el 14 de marzo, se produjo una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas. La reducción fue notable en estas fechas (14 de marzo a 21 de junio), cuantificada en Valladolid en un 50 por ciento respecto al mismo periodo de la última década.

Con el fin del primer estado de alarma y el inicio del verano, empiezan a verse diferencias entre ciudades, que podrían estar motivadas por los distintos ritmos de vuelta a la actividad habitual según los sectores predominantes. En Valladolid, la reducción respecto a la media de la década anterior es del 28 por ciento, la misma que en el conjunto de las ciudades estudiadas.

REDUCCIÓN TOTAL

La reducción total de la contaminación en septiembre y octubre es en Valladolid del 24 por ciento respecto a la década anterior, por debajo de la media de las ciudades estudiadas (29 por ciento). En particular en el mes de octubre, se han producido más puntas de contaminación por NO2, que se han incrementado durante el mes de noviembre, no incluido en el estudio.

El uso de un periodo de estudio de ocho meses permite descontar el efecto de la meteorología y da, a juicio de sus promotores, "robustez" a las conclusiones, que apuntan que aunque durante la primavera "la meteorología pueda haber contribuido a rebajar los niveles de contaminación" por las elevadas precipitaciones, la extensión espacial y temporal de estas reducciones señala a la reducción de las emisiones de transporte e industria como el factor decisivo.

El dióxido de nitrógeno (NO2) es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas), por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado. Es esta su principal fuente en las ciudades y el principal factor que influye en la calidad del aire urbano.

El NO2 provoca cada año en España, según los datos de Ecologistas en Acción, alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, casi 200 de ellas en Valladolid. Se trata de un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones. Además, recuerdan que diversos estudios "están relacionando la mortalidad de la enfermedad COVID-19 con la contaminación atmosférica".

"La crisis de la COVID-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades", añaden, al tiempo que advierten de que el final del periodo más agudo de la crisis "no puede llevar a una vuelta a la normalidad en lo que a movilidad se refiere", y "mucho menos a un aumento del uso del vehículo motorizado privado en detrimento de formas de movilidad más sostenibles".

Por otro lado, apuestan por contrarrestar la "infundada" percepción del transporte público como un lugar no seguro "mediante el refuerzo de las líneas de autobús y cercanías ferroviarias, procurando tasas de ocupación razonables".

Para evitar "la vuelta a patrones de movilidad insostenibles", Ecologistas en Acción propone que en la nueva normalidad se establezcan y consoliden "buenas prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario, la administración electrónica o el escalonamiento de horarios laborales".

Además, consideran que "debe potenciarse la movilidad activa peatonal y ciclista, cediendo más espacio para estos medios y estableciendo el límite de velocidad urbana en 30 kilómetros por hora, como primer paso hacia la implantación de una zona de bajas emisiones para el centro urbano de Valladolid, seguida de otras en los barrios".