El profesor del Departamento de Economía y Contabilidad de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales de la UVa Lucas Molina Franco ha sido reconocido con el Premio Ejército de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales 2021, como coautor del trabajo "El factor humano. Organización y liderazgo para ganar una guerra. Estudio crítico de la jefatura de movilización, instrucción y recuperación durante la guerra civil española", en el que analizan la gestión de los recursos humanos en el bando nacional frente al republicano durante la Guerra Civil española.
El jurado presidido por el General de División, Enrique Bohigas Jayme ha destacado la calidad de los trabajos presentados en esta edición y la alta participación, con más de 700 trabajos, alzándose finalmente con el primer premio en la categoría de `Investigación gran formato´, dotado con 6.000 euros y diploma acreditativo, el estudio realizado por el profesor Molina en colaboración con Pablo Sagarra, doctor en Historia y Óscar González, profesor de Historia y Filosofía de Secundaria.
El trabajo incorpora como principal novedad el análisis de la Jefatura de Movilización, Instrucción y Recuperación (MIR), creada desde el Cuartel General de Franco en marzo de 1937 y que estuvo en funcionamiento hasta el final de la guerra en 1939. Desde este organismo el bando nacional llevó a cabo el reclutamiento de la tropa, llegando a movilizar 551.923 hombres de entre 18 (quinta del biberón) y 31 años (quintos del 27), casi el 50% del 1.059.087 llamados a filas por el Ejército Nacional durante la contienda. A esto habría que sumar los más de 8.000 voluntarios que se alistaron en el ejército y los instructores extranjeros.
Por su parte, y según se extrae del estudio comparativo que realizan los autores, los republicanos tuvieron que movilizar más reemplazos para construir su ejército, llamando a filas, en los territorios que mantenían, a todos los hombres que tenían entre 43 (quinta de 1915) y 17 años (quinta del chupete). En total movilizaron unos 800.000 hombres, a los que habría que sumar 60.000 voluntarios, entre ellos los brigadistas internacionales, según algunas estimaciones.
Pero las funciones del MIR, tal y como han podido documentar los autores del libro a través de numerosa bibliografía, del Archivo General Militar de Ávila y de testimonios de excombatientes y familiares, iban más allá de ser una mera oficina de reclutamiento, ya que se encargó también de impartir cursos de formación a los mandos subalternos, por los que llegaron a pasar más de 54.000 oficiales y sargentos provisionales, por unos 23.000 oficiales republicanos formados.
Además desde esta Jefatura, tal y como se recoge en la tercera parte del libro, se trabajó la parte "más filosófica del factor humano", según señala el profesor de la UVa "con el objetivo de imbuir a la tropa del espíritu necesario para ganar la guerra. Las juras de bandera donde intelectuales arengaban a las tropas, o canciones con música de Manuel de Falla y letras de Pemán para desfilar, fueron algunos de los instrumentos creados desde el MIR para conseguir ese efecto".
El último objetivo de esta Jefatura, fue el de la recuperación de efectivos, con la creación de hospitales miliares para recuperar a los heridos y enfermos de su ejército; y la incorporación de prisioneros dedicados a labores logísticas en los batallones, a las fabricas y talleres.
En definitiva la creación del MIR, dirigido hasta diciembre de 1938 por el general Luis Orgaz, coordinó bajo un mando único los recursos humanos del ejército nacional, lo que según el profesor Lucas Molina "fue un aspecto definitorio para ganar la guerra. Algo que consiguieron también los republicanos, que tras el caos inicial crearon un ejército potente y disciplinado, reflejo, sin duda, de la disciplina comunista".