Mantenían un hilo de esperanza, una puerta abierta que les permitiera salir de la asfixiante situación económica y profesional que atraviesan, pero el anuncio este lunes por parte del delegado territorial de la Junta en Valladolid, Augusto Cobos, de prohibir los encierros en poblaciones con más de 2.000 habitantes supone para el sector de las ganaderías de lidia la estocada final.



Un golpe de gracia propiciado por el imparable avance de contagios en la provincia, triste realidad que paraliza de nuevo -y por segundo año consecutivo- la actividad en las ganaderías de Valladolid como son Toros Taru, Raso de Portillo (la más antigua de España), Eladio Vegas, Toros de Tierz, Monte Bayón, Hermanos Martín Alonso, Cantoblanco, Toros de Brazuelas o José Luis Mayoral, entre otras. 

Temporada en blanco

Los ganaderos de bravo contaban con poder cicatrizar este verano la herida que ha supuesto para ellos la cornada de la Covid gracias a la temporada de festejos populares, pero no podrá ser. No obstante, ven cómo otros sectores hace tiempo que han empezado a trabajar y no entienden por qué ellos siguen sin poder hacerlo. Como colectivo sienten un "abandono absoluto" por parte de las administraciones y la presión de la Eurocámara para que la nueva PAC -que entrará en vigor en 2023- no conceda ayudas a la cría de toros de lidia, cuyo destino final sea su venta para actividades relacionadas con la tauromaquia, no ayudan a mejorar su ánimo empresarial. 

Sin opción otro año más a dar festejos populares en la provincia, la noticia ha supuesto un duro mazazo para empresas tan históricas como la de José Luis Mayoral, al frente de la finca ubicada en Castronuño que fundó su padre en 1965.  Trabajando sin descanso y sin ingresos. Con facturación cero desde hace más de veinte meses y una única ayuda de 7.000 euros, sus ánimos están por los suelos, como el de cientos de compañeros que tienen que lidiar con otro año más en el que les será imposible cerrar contratos que tiñan de fiesta los pueblos de la provincia. Los ganaderos están agotados física y psicológicamente y no terminan de comprender el porqué del olvido que sufre su sector, el taurino.

“Podemos aguantar un año así, pero dos es imposible y los animales tienen que comer todos los días", afirma tajante Mayoral, a la vez que señala que "este va a ser el fin de muchos ganaderos, una masacre. Incluso compañeros con ganaderías de prestigio que lidiaban en plazas de primera ahora están poco menos que regalando el ganado, rebajando los precios más del 50%, cuando nadie regala nada en otros negocios y eso también es competencia desleal. Aunque yo soy de la opinión de que si te tienes que arruinar que sea con dignidad”, explica Mayoral desde su finca Carmona, de más de 308 hectáreas.

El reciente anuncio de la Junta, las restricciones que han ido cambiando a lo largo de los meses, la imposibilidad que encuentran los alcaldes de planificar unas fiestas con seguridad y con la incertidumbre como única firma en los contratos, los ganaderos de toros de lidia están llegando a su fin y solo encuentran una solución posible: enviar al matadero a sus animales.



“Los alcaldes no se atreven a cerrar nada, se escudan mucho en las recomendaciones de la Junta y evitan los festejos en bloque como ha sucedido con los quince pueblos que forman la Mancomunidad de La Guareña, donde tenía la esperanza de poder llevar toros porque son pueblos en los que normalmente se vende”.

Son conscientes de la situación sanitaria actual, “la quinta ola está ahí y los repuntes que hay son una exageración, pero al igual que se le permite a la gente estar con medidas de seguridad en otros espacios como conciertos, piscinas, terrazas o tiendas se podría mirar por hacer algo al respecto y hacerlo con seguridad, porque con la celebración de festejos populares repercute muy positivamente en otros sectores de los municipios”, apostilla Mayoral.

Sigue cuidando a sus más de 200 animales, entre vacas, erales, utreros y cuatreños “pero la pérdida económica en este sentido es de más de un 80%. Hacíamos más de 25 pueblos en una situación normal y ahora estamos a cero, con todo lo que hemos luchado por mantener la bravura y el encaste Santa Coloma, nos vemos obligados a transformar todo en carne”, señala con pesar Mayoral.

Han recortado en plantilla como le ha sucedido a Luis Antonio Rodríguez, al frente de Toros ‘Taru’ desde hace tres décadas. "Llevaba más de sesenta pueblos y ahora ninguno desde febrero de 2020, hemos tenido que sacrificar muchos animales para poder sobrevivir. Somos el pilar de la fiesta nacional, ya que el 90% de los toros se lidian en festejos populares y ahora mismo estamos en un momento crítico, esta es una sentencia de muerte al toreo de talanquera", señala el ganadero que cuenta con explotaciones en Tudela y la Parrilla. 

Encierros por el campo, ¿posible solución?



La Junta abre la asimismo la posibilidad de celebrar encierros por el campo, pero siempre y cuando se cumplan las medidas establecidas que implican unas estrictas limitaciones tanto para caballistas como para público. Al respecto, los ganaderos no sienten que esta pueda ser una solución para mantener con vida sus negocios. Desde Toros ‘Taru’ y ganadería Mayoral entienden que puede ser un parche "pero no se sacan los mismos toros, ni se cierran los mismos contratos, porque muchos pueblos no tienen la opción de celebrarlos por el campo", coinciden.

"Hay que tener muchas precauciones, pero dejar vivir a todo el mundo, somos unos marginados y lo único que hemos hecho ha sido cumplir la normativa a rajatabla", explica Rodríguez. Se podrían celebrar encierros con más efectivos de protección civil controlando las calles, con megafonía y el respeto de los asistentes por las medidas y por nuestra parte, como siempre hemos tenido con la reglamentación vigente", exponen desde Toros ‘Taru’.

El futuro es poco esperanzador para un sector que encadena pérdidas tras casi dos años de cuentas a cero. "Solo queremos vivir de nuestra pasión y que, al menos, se nos dé la oportunidad de demostrar que podemos hacer las cosas bien", finalizan los ganaderos.