Desde hace una semana los habitantes de la localidad vallisoletana de Laguna de Duero echan en falta la presencia de un majestuoso y singular vecino. Instalado en el municipio desde hace casi un año y medio, moraba en el oasis de paz que supone para los laguneros el entorno de su emblemático lago.
De singulares características, llamativo color blanco y amable carácter con los transeúntes que paseaban a diario por la zona, el cisne solitario de Laguna de Duero ha emprendido su vuelo hacia un lugar desconocido y se ha marchado dejando el mismo rastro de misterio que lo atrajo hasta la localidad.
Este joven ejemplar de cisne llegó a finales de febrero al lago más famoso del municipio en busca de tranquilidad. Y la encontró, pues unas semanas después el confinamiento absoluto le dejó sin más compañía alrededor que el resto de aves que habitan en la zona. Ocas, fochas y varios ejemplares de pato común y francés.
Cualquier suposición sobre la repentina aparición del cisne de Laguna es válida. “No sabíamos de dónde había venido y después de un poco de tiempo investigando, casi con toda seguridad desde el Ayuntamiento nos comentaron que venía del Campo Grande. Normalmente los que hay allí no pueden volar, pero a este parece que no le han capado las alas y se ha movido libremente”, explica Santiago Bermejo, uno de los primeros vecinos que avistó al animal.
No fue el único tuvo la idea de acudir al Ayuntamiento para ayudar a que el simpático vecino fijara su residencia en Laguna, solicitando a los concejales que llevaran hasta el lago un compañero de vida con el que asentarse en el municipio.
“El sitio era ideal aquí, porque tiene mucho espacio verde, juncos y una superficie de agua muy grande, por eso, me decidí a comentarlo en el Consistorio para ver si se podía hacer algo, porque realmente era un espectáculo verlo, sobre todo, al volar. Podría haber sido un atractivo turístico interesante para dinamizar la zona”, comenta Bermejo.
Una pareja de cisnes puede mantenerse en parcelas, parques y jardines que dispongan de un estanque de 100 metros cuadrados como mínimo y lo ideal es que las orillas tengan una buena vegetación de acoros, juncos o espadañas, sin olvidar zonas abiertas y en forma de rampa para que puedan salir del agua sin problemas. Deben disponer de una caseta abrigada y seca situada en una isla central donde puedan refugiarse sin que se les moleste.
A las representantes de las concejalías de Turismo y Cultura, Estela Crespo y Lucía Castro, respectivamente, les pareció buena idea y solicitaron a la Junta dar la oportunidad de encontrar pareja para el cisne. Pero no pudo ser y finalmente el cisne ha decidido echar el vuelo y emprender su propio camino.
Quizá ahora haya desplegado sus alas para buscar compañía, cansado de no convivir con otros ejemplares de su misma especie, pues los cisnes comienzan a buscar pareja a los dos años una vez que la encuentran su historia de amor dura toda la vida, ya que permanecen junto a él hasta que se muere o se pierde. Se eligen una sola vez para reproducirse y convivir y si alguno de los cisnes llega a faltar en el hogar, no importa si es el macho o la hembra, el otro se encarga de sus crías, aunque es él quien defiende el territorio de cría con fiereza. Ambos construyen un gran nido flotante en aguas poco profundas como las del Entorno del Lago.
Habrá que esperar para ver si se resuelve el misterio del cisne solitario de Laguna de Duero y esta ave decide volver -esta vez con pareja- a las inmediaciones del Entorno del Lago para regalar una idílica estampa a los habitantes del municipio que echan en falta a su majestuoso vecino.