Tal y como estaba previsto, el eje peatonal de las calles Pasión y María de Molina de Valladolid se pinta de color rojo. Un tono que resalta con el gris y ocre de las pinturas de esas calles y que busca mantener la decoración de la Plaza Mayor en el que prima ese color.
La intervención trata de encontrar una pintura que aguante en el asfalto, no como lo que ha sucedido en otras vías peatonales vallisoletanas y servirá de prueba para comprobar su resistencia.
La obra, que se ha iniciado esta mañana, ha provocado la reacción de asombro entre muchos ciudadanos que han pasado por la zona y no esperaban ese colorido tan llamativo en una de las zonas históricas de Valladolid.
El Ayuntamiento lleva ya tiempo buscando la fórmula para evitar que la pintura que luce en el suelo de calles céntricas de la ciudad se deteriore como pasó en Menéndez Pelayo o Claudio Moyano.
La iniciativa pretende dar un cierto atractivo a las vías en contraposición a la visión monótona del asfalto. De esa manera se quiere potenciar también el comercio de la zona y que puedan, incluso, servir como atractivo turístico.
Eso sí, estas intervenciones han suscitado bastante polémica, sobre todo desde la oposición, debido a que en ocasiones anteriores la pintura se ha levantado y no ha servido para el objetivo inicialmente marcado.