La provincia de Valladolid suma hasta el 31 de julio de este año un total de 59 denuncias por okupación ilegal de inmuebles como ha informado a El Español Noticias de Castilla y León el Ministerio del Interior del Gobierno de España.
El pasado año, según las mismas fuentes, se registraron un total de 83, cifra que va en consonancia con los años 2019 y 2018 (con 85 y 80 denuncias respectivamente) pero que contrasta con las 130 que la provincia cuantificó en el año 2015, el peor con respecto a esta lacra que ha puesto en vilo en las últimas fechas a varios pueblos pucelanos.
El pasado jueves, 26 de agosto, los vecinos de Zaratán dieron la voz de alarma porque “vieron a gente observando viviendas en la calle Trascastrillo”, asegura el alcalde de la localidad vallisoletana, Roberto Migallón. El primer edil añade que los presuntos okupas lograron “cambiar el bombín de la puerta de una casa” pero que “al escuchar salir a un vecino de una vivienda contigua se fueron” a eso de las 23.00 horas del viernes, 27 del mismo mes.
Santovenia también se ha visto sorprendida en las últimas fechas por una pesadilla que hizo que el pueblo se levantara el año pasado con la creación de un movimiento vecinal para abortar hasta cuatro okupaciones. En esta ocasión, el 20 de agosto, en la calle Fuentona.
Otro de los municipios que se vio afectado por este problema el pasado año fue Renedo de Esgueva, con otro caso en el Camino de Olmos. La en aquel momento regidora de la localidad, Raquel González Caballero, asegura que desde aquel episodio del 19 de septiembre de 2020 “no ha habido más casos de okupación ilegal” en el lugar.
Hasta barbacoas en Zaratán
“Fue un momento tenso pero gracias al movimiento vecinal se solventó a tiempo. Vecinos, Guardia Civil, Protección Civil y trabajadores municipales juntaron sus fuerzas para no volver a vivir lo que ocurrió en nuestro municipio el año pasado. La manera más rápida de actuar fue la de tapiar puertas y ventanas”, asegura Roberto Migallón, alcalde de Zaratán, tras el último intento de okupación en la calle Trascastrillo el pasado 26 de agosto.
En el 2020 y en la calle Naval, una familia con diez personas con niños pequeños, se hizo, a su antojo, con una vivienda. Incluso llegaron a preparar una barbacoa en el salón de la misma, en unos esperpénticos hechos que se produjeron también en el mes de agosto.
“La manera más rápida y efectiva de solucionar esta lacra fue poner cadenas en las puertas. Además, con el movimiento vecinal, cada día nos reuníamos en dicha calle con cazuelas para mostrar nuestra enorme oposición a este tipo de actos y, con la unión de todos, conseguimos que se fueran”, señala el alcalde en declaraciones a este periódico.
Migallón afirma que este problema se solucionaría “permitiendo el desalojo en no más de 12 horas” y añade que Zaratán “ha conseguido que los dos intentos de okupación se solucionaran lo más rápido posible” aunque pide una “mayor colaboración” al Gobierno Central porque “ni propietarios ni vecinos tienen que vivir estas actitudes que no traen nada bueno al pueblo”.
Un movimiento vecinal que hace fuerza contra la okupación en Santovenia
En Santovenia, como Zaratán a escasos kilómetros de la capital, el susto llegó el pasado 20 de agosto, de nuevo en la calle Fuentona, cuando una vecina vio gente merodeando a la entrada de la vivienda y avisó por el grupo de whatsapp a los vecinos para que se acercaran al lugar viendo que la puerta estaba forzada y con marcas de patadas.
“Se dio el aviso a Solvia, propietaria de la vivienda, que cambió y reforzó tanto la cerradura como el pasador superior comprobando además que la alarma estaba conectada y funcionaba correctamente”, asegura en declaraciones a El Español de Castilla y León, Alberto Chamorro, creador de la plataforma ‘Santovenia Unida’.
Este movimiento vecinal ayudó el verano pasado a abortar hasta un total de cuatro okupaciones. La primera en la calle Vado, en mayo del 2020, que supuso el nacimiento de la plataforma, la segunda en la calle Fuente la Pioja, en el mes de junio, la tercera en el Camino Viejo 110 y la última en la calle Fuentona. Además de otras dos en este año 2021.
“El problema no es solo la okupación sino todo lo que trae consigo como el trapicheo, la inseguridad o los robos en los comercios. Estos “señores”, el mismo día de la agresión que se produjo en la calle Real, ya habían intimidado a un padre y sus hijos en el parque y no era la primera vez”, añade Chamorro con gesto de preocupación.
Las imágenes de las caceroladas, apoyadas por el alcalde del pueblo, Bernardo Canedo, dieron la vuelta por todo el territorio nacional. El primer edil nos cuenta que “tiene que estar preocupado por todo lo que toca la seguridad y bienestar de los vecinos” y añade que “lamenta que la legislación actual permita y dé cobertura a esta forma de ser y hacer”.
“Comparto el movimiento social que se creó en Santovenia, siempre adscrito a una forma totalmente legal de actuación. El apoyo, cobertura y asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la Guardia Civil y que todo ello sirva para erradicar esta mal entendida corriente social, llevada a efecto por okupas”, finaliza el regidor de la localidad pucelana.
Calma tras la tempestad en Renedo
Renedo de Esgueva también sufrió, el pasado año, el impacto de los okupas. Fue en una vivienda ubicada en el Camino de Olmos. “Cuando tuvimos conocimiento de los hechos contactamos con los propietarios para que pusieran la denuncia correspondiente como hicieron”, asegura la por aquel entonces alcaldesa, Raquel González Caballero.
Nos cuenta que ante una situación tensa de insultos entre vecinos, actos incívicos y una agresión” el pueblo se movilizó convocando una cacerolada pacífica desde la Plaza Mayor del pueblo y hasta la vivienda que había sido okupada.
“En la mañana del 19 de septiembre del año pasado los okupas deciden abandonar la casa. Al enterarnos, nos pusimos en contacto con Servihabitat y pese a ser sábado conseguimos una autorización por escrito para que el Ayuntamiento pudiera tapiar la vivienda”, añade.
Finalmente se produjo ese tapiado, por la tarde, tras una nueva marcha, y al certificar la Guardia Civil que no había nadie en el interior. Desde entonces “no ha habido más problemas de okupación ilegal” en la localidad.
Tres pueblos, que son ejemplo de sufrimiento por una okupación ilegal que sigue siendo una pesadilla en la provincia de Valladolid.