Lo artesano es único. Da igual la pieza con la que te hagas, único. Ninguna es igual que la siguiente y eso es lo que la diferencia del resto. Para ensalzar esta brillante labor artesanal, la 43ª Feria de la Cerámica y la Alfarería dio ayer su pistoletazo de salida en Valladolid con 64 puestos muy diferentes.
Desde vasijas de los más diferentes tamaños, colores y formas a cuadros hechos con las técnicas más variopintas o a pájaros que sobrevolaban este miércoles el paseo central de la Acera Recoletos. Entre todos ellos está el stand de Julián Noblejas y Montserrat Mora, que lleva por nombre KREA Cerámica y que está otra vez más en una cita que nunca se pierden.
“Llevamos trabajando juntos desde el año 1987, cuando salimos de la Escuela de Cerámica de Madrid, mi compañera y socia Montserrat Mora y yo. Tenemos nuestro negocio en La Cistérniga desde hace cuatro años, pero hemos pasado por Madrid también, entre otras ciudades”, nos cuenta Noblejas, que también es, además, miembro de ACEVA (Asociación de Ceramistas de Valladolid).
Estos dos artesanos hacen “cerámica creativa” para fabricar “murales” y “diferentes tipos de piezas”. En cuanto al proceso de elaboración de los mismos, nuestro entrevistado indica que “depende de la técnica que se utilice” y apunta que los murales, uno de sus productos estrella, los hacen “en base de planchas” y en “barros refractarios” con la técnica del “esgrafiado” para “hacer la composición del dibujo” aplicando “engobes” en “la misma arcilla” que se “colorea con óxidos” tras cocerse a temperaturas de 1260º.
Para dar más luz al que está leyendo esta pieza, el esgrafiado consiste en hacer incisiones sobre la pieza, en la parte superficial, con el fin de que quede al descubierto la capa inferior en una técnica que también se empleaba en la Edad Media sobre manuscritos en las ilustraciones en oro.
“Son piezas diferentes, muy de autor y hay a gente que les gusta y a otros que no, como la vida misma. Lo que más vendemos son los murales y también tenemos la línea de joyería en porcelana que se vende bien y gusta bastante”, añade Noblejas.
El participar en esta feria es “un empujón al negocio” y destaca ese “feedback instantáneo” con el público. Además nos cuenta que asistieron por vez primera a la misma en el año 1992 y aseguran que aunque han notado la crisis por la COVID-19 la “han superado bien”.
“El oficio es duro porque es artístico. Como los pintores o los escultores. Siempre caminamos por la cuerda floja pero estoy contento por seguir en este mundo de la artesanía”, finaliza Julián Noblejas.