Carolina Bravo (25 años) lo tenía claro desde pequeña. Su abuelo y su padre han dedicado su vida al campo y ella siempre ha sabido que seguiría la tradición familiar. Está a punto de terminar la carrera de Ingeniería Agrícola y compagina sus estudios con largas jornadas a las afueras de Cigales donde tiene sus hectáreas.
Prefiere mantener en secreto cuántas son en total, "eso no se dice", comenta entre risas, aunque sí que habla de los tipos de cultivo a los que dedica más de doce horas diarias. "Secano, regadío, cereal, leguminosa, oleaginosa y viña", enumera orgullosa.
Lleva a cabo labores durante todo el año por la exigencia que requieren los cultivos en las distintas épocas y el mantenimiento de sus hectáreas en óptimas condiciones para conseguir el máximo rendimiento en su cosecha. "El cereal empieza desde septiembre-octubre hasta julio y a veces hemos hecho doble cultivo con veza y girasol, pero la época en la que más trabajo tenemos es julio", comenta Bravo.
Es consciente de que ha elegido un trabajo sacrificado "aunque muy gratificante, hay épocas en las que te pones a trabajar a las siete de la mañana y no terminas hasta las doce de la noche, pero cuando haces lo que te gusta realmente, no te importa", comenta con sinceridad esta joven dedicada al campo.
Sabe que la idea que tiene la sociedad sobre los agricultores no es la misma que hace años, "la sociedad ha evolucionado en cuanto a la idea que tiene de nosotros. Aunque sí es cierto que esa generación más mayor que se ha dedicado al campo o a la ganadería en los pueblos piensa que este trabajo es más de hombres, pero, en general, la sociedad lo ve distinto y cada vez hay más mujeres, jóvenes, agricultoras y con iniciativa que disfrutan de esta profesión. De su grupo de amigos es la única que se dedica a cultivar la tierra, aunque cada vez conoce a más gente que con la que comparte edad y profesión.
No tiene dudas de que los comienzos son siempre duros, pero en concreto en su sector sabe que, "empezar de cero en la agricultura es casi imposible. Si una persona quiere dedicarse a esto sin tener tierras es francamente difícil porque la inversión que tienes que hacer es muy alta. Las ayudas en este sentido no son suficientes para que alguien se pueda incorporan", explica Bravo.
Vista atrás
Echando la vista atrás durante más de año y medio de pandemia Carolina, como el resto de agricultores, sabe que ha dado la talla abasteciendo al consumidor en una época anómala de oferta y demanda. "La pandemia también ha servido para darnos el lugar que merecemos, porque si el sector primario no produce la gente no tiene qué comer", sentencia Bravo. Este virus, dice, "ha servido para que la gente entienda la importancia del proceso que se lleva desde el campo hasta la mesa".
En su carrera una constante que comparte con miles de agricultores españoles, la de reclamar un precio justo de su producción. "Seguimos en esa lucha por un precio justo, el gasoil sube, los productos fitosanitarios también, la luz se encarece y nos afecta a la hora de regar del canal con el motor; al final todo influye y estás gastando más que antes y como consecuencia los ingresos se resienten. Cada vez queda menos margen y eso antes no sucedía. Lo sé, porque en la época de mi abuelo y mi padre las cosas eran bien distintas y había más margen de beneficio", explica Bravo.
Aunque desde entonces, el campo se ha modernizado, se trabaja de forma distinta en las explotaciones y las herramientas han evolucionado haciendo la vida de los trabajadores de la tierra más sencilla. "No hay duda de que el campo ha cambiado mucho con el paso del tiempo, hoy contamos con nuevas formas de trabajar que nos hacen la vida más sencilla y cómoda. Los tractores o las cosechadoras de ayer y de hoy están a años luz", afirma la joven.
Respecto a formar parte de un sector en el que predominan los hombres, Carolina no se siente distinta entre compañeros de profesión. "No es usual el hecho de ser mujer, joven y agricultora pero la sociedad lo ve cada vez más normal, es como tiene que ser, y en mi caso no he notado que tenga que demostrar más por ser mujer o que haya machismo dentro del sector", añade Bravo, quien aconseja a quien quiera dedicarse a este gratificante mundo "mucho ánimo y que tiren para adelante, porque al final todo tiene su recompensa y es muy satisfactorio ver cómo evoluciona la cosecha que cuidas durante todo el año".