La madre naturaleza suele ser generosa, y cada primavera y otoño nos suele obsequiar con deliciosos productos que colman de satisfacción los placeres más exigentes como son las setas y sus derivados. Luego hay que prepararlas y cocinarlas, y nadie mejor para ello que los cocineros del Argales 2 y Pirita de mi amigo César Lomas.

César Lomas padre e hijo

Este leonés, afincado en Pucela desde décadas, ha sabido ofrecer a su clientela -además de experto conocedor- unos sabrosos y apetecibles preparados de las siempre ansiadas setas en sus distintas variantes. Además, ha inculcado a su hijo Cesitar a “amar” -en el término más romántico- a estos productos de temporada, hasta el punto de que el vástago ha superado ampliamente a su progenitor.

Pero padre prefiere obrar en la sombra con la intendencia, cuestión que domina ampliamente. De tal forma que, , se presentó en el restaurante con tres cajas de codiciados productos que causaron sensación entre su parroquia. A saber: , níscalos y la belleza hecha seta. Me refiero a la mítica “Amanita Cesárea”, también conocida como “huevo de rey”, “oronja” o “yema de huevo”. Para los profanos, que esta seta era la preferida de los césares romanos por su calidad (de ahí lo de cesárea). Y estos emperadores, reyes y amos del continente europeo y africano, no eran precisamente unos ignorantes en materia gastronómica.

Las fotos de las amanitas y la peña de los lunes

Los toros y el verano, aunque no sangriento que diría Hemingway, me impidieron acudir al 2 con la frecuencia que vengo haciendo a lo largo del año. Y mira por dónde, contacté con mi amigo para que iría a comer con la peña del lunes. A continuación, me envió las fotos de la intendencia (léase setas) que me pusieron los dientes largos.

El menú como los emperadores romanos

Miel sobre hojuelas, me dije. En la peña, -aunque ha bajado el número de comensales- . En esta ocasión, acompañé a los veteranos Gerardo, Alejandro, Félix y para degustar un plato de amanitas en revuelto y seguir con un guiso a modo de caldereta de patatas con lechazo. Como complemento, y al centro, dos platos de tomates rosados, enormes, con su aderezo correspondiente. Rematamos con fruta de temporada. Ni qué decir tiene que todo resultó de un deleite notable.

El vino fue de auténtico lujo: un ribereño “Thesaurus”, 10 meses tempranillo crianza, que les encantó a Gerardo, Félix y César. Alejandro y yo optamos por un rosado “Viña Goy” de 2020, al que como viene siendo habitual le añadí gaseosa. Ambos vinos son de Ciadevinos.com. Deliciosos caldos.

Luego, Alejandro, amigo de hace años su hijo Álvaro, se marchó a sus quehaceres y nos quedamos los cuatro, no sin antes dejarnos la sorpresa de que en breve iría a clases de boxeo, aunque en principio empezaría por hacer sombra. ¡Y es que Alejandro es una caja de sorpresas! Esperemos que nos muestre alguna foto con calzón y guantes.

Tras los cafés la partida

Cafés, chupitos, , etc., y a la mesa donde esperaba el tapete verde para disputar lo comido y bebido en la otra mesa; la gastronómica. Y ganamos oiga. el resto y nos pasamos por la piedra a y a Gerardo. Dos partidas, dos victorias. Así que ambos se hicieron cargo de la minuta y nosotros felices y contentos por la hazaña. No es fácil ganar a esta pareja, pero lo conseguimos.

Así que volveremos pronto, porque en unos días habrá, además de amanitas y níscalos, los consabidos y la deliciosa seta de cardo. En fin, hemos recuperado el tiempo perdido y lo hemos encontrado en el 2 de mi amigo César Lomas, quien por cierto me obsequió con dos “yemas de huevo” para degustarlas en solitario. Una la haré en con un buen aceite virgen extra, sal y pimienta. Y la otra será laminada con vuelta y vuelta en aceite y colocadas las mismas sobre un huevo frito.

P.D: Es difícil recuperar el tiempo perdido, pero sí se pueden hacer inolvidables algunos momentos presentes como los vividos ayer con cuatro amigos. Y encima ganar la partida…

2: mi amigo y paisano Angosto, que vive en Sevilla, jurará en arameo por lo de la gaseosa al vino…y por las amanitas. Y seguro estoy también que, mi admirado Gonzalo Santonja, me abroncará por no haberme llevado la bejarana “Gaseosa Molina” que me ofreció días pasados en mi visita a la segoviana Bernardos. Tiempo habrá de todo.