Los auténticos héroes no llevan capa. De hecho, después de más de año y medio de desgarradora pandemia ha quedado demostrado de qué prendas se compone su particular uniforme. Bata blanca, mascarilla, guantes y gafas de protección. El coronavirus ha servido para sacar a la luz miles de pequeñas historias de solidaridad, vocación y amor por los demás.
Precisamente, esos son los pilares fundamentales sobre los que se basa la historia de José María González y Ruth Varona, enfermeros, compañeros de trabajo en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid e impulsores de una iniciativa solidaria que arrancó hace ahora una semana y que les ha desbordado de generosidad y peticiones debido a la inmediata respuesta de los vallisoletanos, que quieren ayudar a los niños que pasan largas temporadas ingresados en el hospital.
Los padres de Ruth compraron a sus vecinos unas pulseras solidarias de la Fundación Aladina, que ayuda desde 2005 a niños y adolescentes que padecen cáncer. Ahí se encendió la bombilla de este pequeño movimiento solidario que ha pillado por sorpresa a estos dos héroes sanitarios. “Cuando José me pidió tres pulseras y me dijo que se iba a correr la maratón a París, se nos ocurrió hacer el llamamiento solidario por redes sociales y la respuesta ha sido impresionante”, señala emocionada Varona.
Este domingo 17 de octubre José María correrá su maratón número trece y lo hará con especial ilusión, ya que quieren recaudar todo el dinero posible para combatir el cáncer infantil. Por eso, y con motivo de este reto deportivo solidario ofrece pulseras, a cambio de donaciones voluntarias en apoyo a la Fundación Aladina.
Su carrera no es la primera con tintes solidarios, pues desde 2015 lleva colaborando con distintas asociaciones infantiles. Esta vez, los 42 kilómetros de maratón que transcurrirán por los Campos Elíseos, la Torre Eiffel, la plaza de la Bastilla, la orilla del Sena o el Arco del Triunfo tendrán para él un significado especial. Sea cual sea su marca el próximo fin de semana en París, ya ha ganado.
El enfermero del Hospital Clínico Universitario de Valladolid ha corrido en Nueva York, Roma y media España y explica que quieren recaudar fondos con un claro objetivo. “Simplemente intentamos hacer la vida de los niños que están en el hospital más fácil, que su estancia no sea tan complicada”, señala con humildad el sanitario que atiende en el quirófano de Traumatología.
Un superhéroe de verdad
Con emoción recuerda el mágico momento en el que se convirtió en superhéroe para Lucas, un pequeño de tres años (la misma edad que su hijo) que padece Leucemia. "Le encanta Batman y no nos lo pensamos dos veces", explica el enfermero. El año pasado Lucas recibía una visita muy especial. Tanto, que jamás la olvidará. Ni José María, ni Ruth y tampoco la familia del pequeño que pudo conocer al auténtico superhéroe desde la cama del Clínico.
"Hay pocas cosas que se puedan comparar, las caras de ilusión, la alegría que les da, la inocencia que tienen, la sorpresa que se llevan... y más con esa edad", explica el vallisoletano que acaba de comenzar su campaña de recaudación.
"La gente que nos conoce se está volcando y no para de sonar el móvil, he recibido muchísimos mensajes y la verdad que está siendo una locura", explica más que satisfecho el enfermero que pronto pondrá rumbo a París.
No es la primera vez que colaboran en algo así y seguro que tras esta experiencia no será la última, suelen ir rotando de asociaciones siempre con un fin infantil. "Son los que peor lo pasan porque no entienden por qué no pueden salir a jugar, por qué les hacemos pruebas o por qué no pueden estar en el colegio", señala su compañera Ruth Varona. Sabe bien de lo que habla, ha estado un año en la planta pediátrica donde hay enfermedades de todo tipo. "Es muy duro, pero el verles sonreír aunque sea por una tarde vale la pena" asegura.
Por eso, ha habido más ocasiones en las que ella junto José María y otros compañeros han visitado a los pequeños con su nariz de payaso para llenar de alegría los pasillos y habitaciones de la planta de pediatría y ahora han dado el paso a "hacer más público su espíritu solidario, porque la gente no se imagina lo que ayuda que se animen cuando los niños están malos" señala Ruth.
No es la primera vez que se vuelca con los más pequeños, Ruth ha logrado recaudar fondos junto a su exentrenador Jorge Gutiérrez en favor de la investigación para niños con neurofibromatosis y ha colaborado con el ciclista Abraham del Caño para combatir la Esclerosis Múltiple en Valladolid, además ha puesto su granito de arena en distintas protectoras de animales de la capital. "Todo es poco cuando luchas por una buena causa", asegura.
Cómo ayudar
Para que todo el que quiera pueda aportar su granito de arena antes de la maratón de este domingo, José María González ofrece las pulseras de la Fundación Aladina mediante dos vías. Se puede contactar mediante su teléfono móvil, 620 77 42 81, para realizar un Bizum o a través del correo electrónico jmgonzalezhermosa@yahoo.com. “No importa la cantidad, porque por muy poco que sea la ayuda es muy grande, que cada uno aporte lo que pueda", señala González, quien se ha visto obligado a pedir más pulseras por la gran respuesta que ha tenido su llamamiento.
Un año y medio muy duro
Ha vivido en primera línea de batalla las consecuencias del coronavirus en cientos de pacientes que han luchado cada día por recuperarse. A José María le destinaron a una planta sucia, a la unidad de reanimación de pacientes Covid. "No sabíamos nada, por entonces no sabíamos casi ni cómo se propagaba. Echas la vista atrás y te das cuenta de que ha sido una época muy dura que vivimos con mucha angustia. También en casa, mi mujer es enfermera y teníamos un niño de poco más de un año, siempre pensabas en esa posibilidad de que tu familia pudiera caer enferma por tu culpa", relata con claridad.
Ahora, año y medio después de aquellos terribles momentos, José María y Ruth miran con esperanza al futuro, no solo al suyo sino al de cientos de niños ingresados en el hospital a los que hacen la vida más amena con pequeñas acciones como esta.
Son héroes con uniforme que no necesitan capa, solo visten bata blanca, guantes y mascarilla, porque nada tienen que envidiar al increíble Batman.