El Fundación Aliados volvió a caer ante el Servigest de Burgos, en esta ocasión, en el primer derbi liguero de esta temporada -tras hacerlo en la Copa Castilla y León antes del inicio de la misma-, debido a la precipitación en el juego y, con ella, a la acumulación de errores, los cuales fueron bien aprovechados por los burgaleses para amarrar la victoria en su feudo.
Ambos equipos dieron contada muestra de conocerse bien y, debido a ese análisis, el encuentro se mantuvo muy equilibrado durante los primeros compases, ya que ninguno de los dos contendientes lograba imponer su juego, ni mostrar un mayor dominio ni ofensiva, ni defensivamente. Adrián Pérez y Van Brunschot supieron contrarrestar el trabajo de Aziz y Arredondo en el juego interior, y Macek y Ruggeri se repartían bien el protagonismo en la dirección de una y otra área, por lo que se llegó al descanso con empate a 33 puntos.
Pero, tras la reanudación, el panorama comenzó a cambiar, y la baja de última hora de José Luis Robles se notó, y mucho, a la hora de templar el juego y frenar las precipitaciones en los lanzamientos o saber buscar a los compañeros en la cancha. Fryer adquirió protagonismo desde el exterior, y Macek tampoco perdonó los fallos del cuadro visitante, para dejar el tanteo en 49-45 al final del tercer cuarto.
Podía suceder aun cualquier cosa en la cancha burgalesa, puesto que los vallisoletanos no se rendían, pero lo cierto es que esa falta de regularidad en la segunda mitad resultaría determinante, con un importante número de errores propios y un considerable bajón en la efectividad de cara al aro de los jugadores morados, que dio alas al Servigest para ampliar la renta hasta los diez puntos (64-54), con la que finalizó el choque.