“La Plaza de Toros de la Empalizada tiene un gran valor, en lo sentimental, para todos. Para nuestros padres, abuelos, bisabuelos y para todas las generaciones que han conservado año tras año esta joya arquitectónica”, asegura el alcalde de Montemayor de Pililla, Iván Velasco Bachiller, en declaraciones a EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León.
La tradición taurina del municipio vallisoletano está fuera de toda duda. De ello se volverá a dar cuenta el próximo año, tras los dos de pesadilla por el coronavirus, en la fiesta de la Función de la Cruz, que viene siendo protagonista en el lugar desde el siglo XVII y es seña de identidad y cohesión entre los vecinos del lugar.
Precisamente en ese siglo tiene también su origen el coso del lugar. Andrés García Sanz, que lleva trabajando en el Ayuntamiento de Montemayor desde 1986, y que tiene en la actualidad 61 años, se encarga de montar y desmontar la plaza, cada vez que es preciso y nos cuenta todos los secretos de la misma.
Una plaza única
Construida enteramente en madera, la Plaza de Toros de Palos constituye un ejemplo singular de coso atalancado con tablados, que se monta y desmonta íntegramente cada año, cuando los festejos taurinos llaman a la puerta. Ahora lleva casi dos años sin verse debido a la crisis por la pandemia.
“En el pasado no se terminaba de montar entera la plaza por parte del Ayuntamiento porque los vecinos cubrían la parte del tablado en la que ellos se iban a colocar. Se hacía un sorteo en el que a cada uno le iba a tocar 20-30 centímetros y se juntaban esas familias para completar su trozo”, nos cuenta Andrés.
Este trabajador del consistorio de Montemayor de Pililla asegura que “la plaza sigue el ancestral modelo que se basa en disponer dos niveles” por un lado el superior “dotado de bancadas” y el inferior “cerrado con empalizada” para que cada cual decida lo cerca que quiere estar del toro.
Datado su origen en el S.XVII, hasta 1693 el corro de la iglesia era el lugar elegido para la colocación de la plaza de toros. Después, y debido a las obras que se llevaron a cabo en el anterior lugar citado, se desplazó hasta la Plaza Mayor de la localidad hasta hace treinta años, aproximadamente, que por motivos funcionales se ha decidido instalar a las afueras del pueblo, concretamente entre las calles Aldealbar y Saliente.
Un trabajo de oro
“En cuanto a los palos se van renovando los que se van estropeando. La madera vertical que va anclada al suelo es de los pinares del pueblo o que ha salido de derribos del Ayuntamiento, como por ejemplo del cuartel viejo. La parte horizontal la cubrimos con madera comprada”, añade Andrés.
El guardián de la única plaza de Montemayor añade que la superficie es de unos 1.500 metros cuadrados y que la estructura es de postes o pies derechos de rollizos de madera de pino, de sección circular, que se anclan al terreno sobre los que se apoyan las vigas de madera de sección cuadrada y rectangular formando pórticos. Un sistema que se realiza en dos filas, una en el perímetro del ruedo y otra en el exterior del entablado. Para asegurar la estabilidad del conjunto se colocan otros postes de madera de pino inclinados acodalados a modo de contrafuertes. Sobre estas vigas, unas viguetas de madera de pino de sección rectangular sobre las que se clavan las tablas del entablado y encima de estos, tres filas de bancos para el público.
“Llevamos unos años introduciendo tornillos fuertes y largos de los que se utilizan en obras y se monta y desmonta con más facilidad. Incluso usamos herramienta eléctrica. Nos hemos tenido que modernizar. Antes hacíamos el montaje entre diez o doce personas y ahora con seis basta”, apunta Andrés.
Para la formación de la barrera del ruedo, se colocan otros pies derechos de madera que son de menor diámetro pero de mayor longitud, a modo de talanqueras, y que se denominan burladeros. En su parte inferior se anclan al terreno con la misma profundidad que los estructurales, mientras que su parte superior se clava a la viga en su cara lateral externa, por lo que sobresalen con respecto al nivel del entablado, lo que sirve para formar una barandilla en la parte superior, con listones de madera de sección rectangular clavados del lado del entablado.
Declarada BIC
El trabajador municipal nos confiesa que “es poco taurino” ya que “le dan mucho miedo los toros” pero añade que “disfruta montando y desmontando la plaza” y sí que espera que tras la pandemia, los eventos taurinos vuelvan a ser protagonistas en el municipio pucelano.
La Junta de Castilla y León declaró en el año 2017 a la plaza de toros BIC Inmaterial de Montemayor en el preludio de las Fiestas de la Exaltación de la Cruz. “No se me olvidará ese momento. Estábamos en los instantes previos de comenzar la misa mayor en honor a la exaltación de la Santa Cruz, nuestro día grande de las fiestas, cuando recibí la llamada de la Junta de Castilla y León para comunicármelo. Fue una doble alegría”, nos cuenta el alcalde.
El párroco, Don Jesús, trasladó a todos los asistentes presentes en la iglesia la noticia y es que es “una plaza con encanto especial” y “ese sabor añejo que nos remonta a un montón de años atrás” siendo “un punto de encuentro de visitantes, amigos y todo el que se acerca al pueblo”, añade Iván Velasco.
Mirando al futuro, el regidor añade que “tienen unas ganas terribles” de volver a “disfrutar de nuestra semana grande de fiestas” tal y como “se conocían antes de la pandemia” con “los toros como eje principal” y los “encierros por las calles, el campo, la novillada, los rejones y el Gran Prix o las típicas capeas” con la “Plaza de Palos como marco incomparable”, afirma Velasco.
“Deseo que la pandemia quede, en poco espacio de tiempo, como una anécdota, pero de mal gusto, ya que en el camino se han quedado muchas personas queridas y sobre todo una generación que trabajó duro y levanto a España luchando todo lo que podía. Espero que podamos comenzar próximamente un nuevo año con una normalidad casi absoluta para que todos podamos realizar una vida normal y disfrutemos de nuestro pueblo y sus gentes”, finaliza el alcalde.