37 años de servicio en su Pedrajas natal han dejado una huella perenne de ser buena gente, servicial y afectuoso.
Le pusieron de nombre como al romano más célebre de toda la historia: Julio César, aunque nuestro personaje: Julio César Merino Pérez, nunca aspiró a ser emperador, ni tirano como tildabanal romano, pero le cabe otra de las acepciones como “líder amado por su pueblo”.
Y es que Julio es de los tipos buenos, generosos y honestos que salen cada cierto tiempo, de ahí que, sin ser líder de nada, es apreciado por sus paisanos y por otros foráneos como un servidor. Y todo por su bonhomía.
Julio se ha jubilado tras 37 años de servicio a Pedrajas de San Esteban y a sus vecinos. Se hizo policía municipal en 1984, y desde entonces ha ejercido de forma eficaz con su cometido. Pero, sobre todo, ha ejercido con humildad, humanidad y con la responsabilidad que conlleva un cargo tan cercano al ciudadano. Y profesionalidad.
A Julio, igual te lo encontrabas dirigiendo el tráfico o tramitando expedientes, o ayudando al vecino a rellenar documentos, o de delegado de callejón en la coqueta plaza de toros. Siempre atento y dispuesto a servir a sus superiores, -ha “bregado” con seis alcaldes-y a sus paisanos.
Julio, estuvo solo como policía municipal de Pedrajas hasta 2012, cuando se incorporó otro compañero. Pero en 2019 volvió a ejercer en solitario por el traslado del compañero hasta su jubilación. Nunca le importó, y siempre mostró esa faceta de buen carácter y cumplidor con su cometido.
Uno lo conoció hace 30 años, y desde entonces siempre mostró esa cara amable y correspondió con la amistad. Julio tiene la templanza y la seriedad de su hermano Salvador, quien fuera uno de los fundadores de la peña taurina y buen aficionado pedrajero. Y ambos de una calidad humana encomiable.
¡Ave César!, te deseo lo mejor en tu jubilación. Gracias por tu amistad.